martes, 1 de septiembre de 2015

NECESITO ECHARLES DE MENOS…

Se acerca la vuelta al cole y pronto veremos en la tele los típicos reportajes que muestran a pequeños ojerosos y algunos incluso llorosos, cargados con pesadas mochilas entrando el primer día en sus nuevas aulas. Veremos también a madres y padres despedirse de ellos y algunos comentarán eso de: “que ganas tenía de que empezara el cole”.

En los círculos virtuales partidarios de la crianza con apego no se suelen recibir bien estas muestras de alivio paternas cuando empiezan de nuevo las clases. ¡Qué vergüenza que los padres queramos deshacernos de nuestros propios hijos! ¿No?

Analicemos el tema con desapasionamiento:

En primer lugar tenemos a niños con dos meses y medio de vacaciones y a padres con tan solo un mes. Existe una clara asincronía en los tiempos que origina muchas dificultades a las familias. En el mejor de los casos, de poder cogerse todas las vacaciones en verano ambos progenitores y no coincidir entre ellos ni un triste día, aún así quedarían dos largas semanas en que los niños quedarían sin cobertura. Luego hay que hacer malabarismos tirando de familiares, amigos y campamentos para poder tener a los niños a buen recaudo. Algo que puede ser difícil, estresante y caro.

En segundo lugar tenemos a niños que pasan todo el año dentro de un sistema educativo rígido que deja muy poco espacio a la imaginación y a la creatividad, por lo que no es de extrañar que cuando dichos niños se encuentran libres de imposiciones no sepan muy bien qué hacer con su vida y su tiempo. Y ya se sabe lo que se suele decir: “cuando el diablo no sabe qué hacer, con el rabo mata moscas”…

En tercer lugar tenemos a familias que el resto del año pasa muy poco tiempo juntas. Entre los horarios laborales, los deberes y las actividades extraescolares apenas se ven un par de horas al día. Horas dedicadas al baño y la cena. Como mucho comparten un cuento antes de dormir y listo. Tener que pasar 24 horas del día todos juntos, 7 días de la semana, dos meses y medio es una tarea que se presenta como mínimo bastante ardua, porque los miembros de la familia no se conocen, no comparten intereses y además les separa la diferencia de edad

Teniendo en cuenta todo esto puedo decir que entiendo a los padres que respiran aliviados cuando ven venir septiembre. El verano puede ser duro de organizar y también de llevar sobre todo cuando el cuidado y entretenimiento de los niños recaen exclusivamente en uno o los dos padres. No se trata solo de una cuestión física si no sobre todo mental y emocional. Sin familia extensa ni amigos con quien compartir el tiempo, el verano puede hacerse muy largo

Tengo una buena amiga que es una excelente persona y una gran madre que hace poco me dijo: “necesito echarles un poco de menos…”. Entendí lo que sentía perfectamente. 

Mis hijos pasan conmigo todo el verano y este año he llegado yo también a esa conclusión. No me gusta que empiecen las clases porque sé que a ellos no les apetece, porque a mí tampoco me gusta tener que madrugar y estar preocupándome por las tareas y los exámenes pero he decidido que el verano que viene quiero pasar unos días a solas con mi marido. Lo necesito. Tras 10 años de dedicación casi exclusiva a la maternidad necesito echarles de menos, aunque sólo sea unos días…

Nosotros antes de ser padres...

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