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viernes, 24 de marzo de 2017

LA LÓGICA DE LA JORNADA CONTINUA

Leo en un blog una entrada acerca de la “ciencia” que justifica que la jornada partida es mejor para la salud y el rendimiento escolar de los niños. En ese texto se enumeran una serie de “estudios” que supuestamente demuestran, que ese horario es más descansado para nuestros hijos, lo que hace que sus resultados académicos sean mejores.


Ocurre una cosa, y es que yo cada vez me fío menos de ese tipo de ciencia a la que alude el artículo ¿Por qué? Pues porque los estudios científicos son financiados por alguien que quiere demostrar que su idea, su teoría, su producto o su tratamiento son efectivos y lo mejor. Dudo de su seriedad, de los procedimientos utilizados para llevarlos a cabo y por tanto de la fiabilidad de sus resultados. Que no existan estudios sobre algo determinado, no significa que ese algo no tenga importancia, validez o justificación. Simplemente significa que no hay nadie con suficiente poder, o sea dinero, al que le interese conocer la verdad sobre ese algo, probablemente porque esa verdad le perjudicaría.

Como en este asunto no hay mucha “ciencia”, voy a abordarlo desde la lógica que da ver las cosas desde una perspectiva histórica y cultural más amplia

Vamos a ver. La jornada partida, tanto laboral como escolar es algo “typical spanish”. Es una herencia de nuestro pasado agrícola combinado con nuestra localización geográfica. En España no se pueden recoger uvas, fresas ni nada a las horas centrales del día porque hace mucho calor. O no se podía antaño cuando no existía maquinaria agrícola moderna que hiciese menos ardua esa tarea. Eso obligaba a realizar un descanso forzoso a mediodía.


Más recientemente cuando los que mandan se dieron cuenta de que, con estos horarios los curritos (ahora mayoritariamente del sector secundario y terciario) no podíamos consumir a gusto, en lugar de racionalizar la jornada en general, se pasó a esclavizar a los comerciantes, obligándoles, digo "permitiéndoles", cerrar más tarde entre semana y abrir los domingos y fiestas de guardar.

En los países de Europa con menos sol pero más modernos y razonables, no existe ese parón infumable de tres horas para comer. La gente trabaja del tirón y a las 5 ya están todos recogiditos en casa, haciendo vida familiar.

En otros países no hacen las comidas copiosas que aquí nos metemos entre pecho y espalda, y que nos hacen pedir a gritos una siesta. Siesta que sin embargo, no podemos permitirnos, porque el curro nos pilla lejos de casa y en la oficina no nos facilitan colchón y almohada.

Siempre suele decirse que para que la economía vaya mejor hay que ser más rentables, más eficientes. Para que eso sea posible hay que hacer lo mismo o más con menos, en menos tiempo

La jornada continua concentra el trabajo, no nos roba tiempo libre y posibilitaría la creación de más puestos de trabajo, en aquellos sectores en los que se puedan habilitar distintos turnos.


La jornada partida no es eficiente, lógica, ni razonable para nadie. Ni para niños ni para adultos. Solo es conveniente para las empresas de comedor escolar, que hacen su agosto todo el año gracias a la falta de conciliación familiar. 

Me parece increíble que alguien afirme, y realmente crea, que los niños se cansan más estando 5 horas en el cole, que 8 o 9 como algunos están por culpa de la jornada partida. 

Me parece totalmente injusto, acusar a los docentes de vagos y de perjudicar a los alumnos por querer irse antes a casa. Quien diga que no le gustaría poder salir antes de trabajar es que miente. Salvo que no quiera volver pronto a casa para escaquearse de realizar tareas domesticas y de cuidado, que también los hay, y por desgracia creo que muchos.

Me parece tristísimo que se siga poniendo a la producción y los intereses capitalistas por encima del cuidado, la salud y el bienestar de las familias y las personas en general.

Porque habría que trabajar para vivir, no vivir para trabajar.

Con esos horarios, ni se descansa, ni se disfruta de la vida, ni se atiende a la familia como es debido. Padres e hijos no pasan suficiente tiempo juntos y esto siempre termina pasando factura.

La jornada partida sigue existiendo porque somos un país lento, que se aferra a las costumbres y se resiste a los cambios. Porque a los poderes fácticos les conviene que todo siga como está, con una población aborregada, preocupada más por tener que por ser, secuestrada por la rueda del sistema productivo y alejada de lo que de verdad importa: sus seres queridos.

Es necesario darle la vuelta por completo al sistema y si para ello hay que empezar por implantar la jornada continua en los colegios, bienvenida sea.

domingo, 15 de enero de 2017

DORADO Y ROJO, LOS COLORES DE LOS NIÑOS

Con el nuevo año estrenamos colaboración con Obstare, 

editorial que posibilitó la publicación de “Nace Eugenia”



Obstare cuenta con una colección de cuentos infantiles llamada “Letritas de amor” a la que pertenece mi cuento y otros muchos que hablan de maternidad en general, embarazo, parto y lactancia en particular, y otros procesos vitales desde una perspectiva respetuosa y natural.

Esta primera reseña es doble, pues hemos leído de forma paralela “El libro dorado de los niños” y “El libro rojo de las niñas” ambos de Francis Marín y Cristina Romero.



Conocí a Cristina Romero a través de su libro “Pintará los soles de su camino” hace muchos años. Es un libro con una visión de la educación que muchos podrían calificar de trasgresora, pues defiende la libertad y el respeto frente a la obediencia. 

Sabía de la existencia de El libro rojo, pero como tengo dos chicos, nunca me interesó adquirirlo. El libro rojo incide en el valor que tiene el poder creador y creativo de las mujeres y el carácter cíclico de la vida en todas sus expresiones. Las mujeres debemos escucharnos y querernos en cada una de ellas.

Por otra parte El libro dorado ha sido un gran descubrimiento. Nos explica que ser un niño-varón no es sinónimo de ser un bruto, que es normal tener y expresar sentimientos y que hay que respetar a todos los seres vivos empezando por uno mismo. “Obedécete” es un mantra que se repite a lo largo de las páginas.

Según mi hijo mayor, ambos giran en torno a la autoestima, y no se equivoca, pues recalcan que todos somos valiosos en cuanto que somos seres únicos, pero no tratan solo de eso. Ambos son libros muy interesantes para leer con los niños, que invitan a pararse cada poco para explicar y reflexionar sobre las ideas que el libro quiere transmitirnos. 

¡SORTEO DE 2 LOTES!


Queremos sortear dos lotes con los dos libros. Si quieres participar sólo tienes que seguir os siguientes pasos:

  1. Seguir a De Profesión Mami y a Obstare en sus respectivas páginas de Facebook.
  2. Invita a dos amigos o amigas a participar. Etiquétales en un comentario dentro de la foto que anuncia el sorteo en Facebook.
  3. Comparte el sorteo de manera pública en Facebook.
Más detalles del sorteo:
  • Es obligatorio cumplir los 3 requisitos anteriores para poder participar.
  • El sorteo tendrá lugar el 22 de Enero a las 23:59 horas y se realizará mediante la herramienta Sortea2.
  • Me pondré en contacto con los dos ganadores mediante un mensaje privado a través de Facebook para que me facilitéis vuestros datos para el envío. Si una vez remitido el mensaje no obtengo respuesta en un plazo de 48 horas (desde el envío del mensaje), volveré a celebrar el sorteo de ese regalo.
  • El envío lo realizará directamente la editorial a los ganadores.

¡No te lo pierdas! ¡Participa!

viernes, 23 de diciembre de 2016

LA BRUJA POCHA


¡Qué bonito, qué bonito! ¡Este libro es simplemente genial! 


A mis hijos les ha gustado mucho, pero es que a mí me ha gustado más. Es original, llamativo y con moraleja. No se le puede pedir más a un cuento.

“La Bruja Pocha” es una fábula sobre un tema de actualidad: el síndrome de burnout que sufren muchas madres. Pero no os creáis que con esta descripción tan clara y concisa de su argumento, os he destripado todo el cuento. 

Este es un libro que hay que leer, porque está escrito con mucha gracia e imaginación. 

Es un libro que hay que tener. En cada casa, cada familia, debería tener un ejemplar, siempre a mano, para cuando la cosa se desmande o evitar que se desmande, al cargarnos las espaldas a nosotras mismas con demasiadas cosas, con todas las cosas.

Es un libro bonito de mirar, gracias a las ilustraciones de “La Quiles”, que tan bien transmiten todo lo que el libro quiere transmitir. La cara de cansancio de la protagonista, ojeras incluidas, es genuina. 

El libro retrata la realidad desde un reverso fantasioso, en el que los niños al llegar al cole, han de ensuciarse y olvidar todo lo aprendido en el colegio. Aunque en este mundo mágico alternativo hay cosas que no cambian. Y es que tanto las brujas como las mujeres normales, encontramos descanso en la oficina, y echamos de menos, tener más tiempo para nosotras mismas y poder ver más a menudo a nuestras amigas.

¡Hasta el título es perfecto! Porque… ¿qué madre no se ha sentido pocha alguna vez, tras una larga y doble jornada de trabajo, cuándo nos encontramos tirando prácticamente solas del carro y sin ningún momento de relax a la vista?

¡Ella podía con todo! Hasta que no pudo…Creo que las mujeres tendemos a ser muy responsables y perfeccionistas, nos cuesta delegar y exigir colaboración a los demás. La sociedad nos ha inculcado que tenemos que asumir muchas cosas, y no quejarnos aunque nos veamos sobrepasadas. Pero esta situación, con hechizo o sin él, tiene que acabar.

¡Brujas rebelaros!


domingo, 18 de diciembre de 2016

LA SALUD PERINATAL EN ESPAÑA


Dicen que en España la salud perinatal es buena a pesar de la elevada tasa de cesáreas e inducciones innecesarias, y que lo importante es que las cifras de mortalidad son muy bajas. Esta es la versión elegante e institucional del: “¡No te quejes, si tienes un niño precioso!” de toda la vida. Es decir, que a pesar de que nos fuerzan y nos rajan, tanto bebés como madres no perecemos fruto de esa manipulación, y eso parece que le resta gravedad al delito. Vamos, que nos violan pero no nos matan y debemos estar profundamente agradecidas por ello. No solemos morir, cierto, pero las consecuencias de cómo se atienden los partos no se conocen o se minimizan, por eso hay quien osa decir que la salud perinatal es excelente. 

Aludir a una supuesta buena salud perinatal para enmascarar las deficiencias de la atención al parto en la sanidad española implica negar la realidad, no asumir responsabilidades, faltar a la verdad y al respeto a todas aquellas mujeres que han sido engañadas y maltratadas en los paritorios. 

Tras esta afirmación se esconde la propia desinformación del interlocutor y/o su afán por desinformar a la población. Para saber si esta afirmación es cierta tendríamos que conocer en primer lugar que se entiende por salud perinatal.

El término perinatal se emplea para referirse a todo aquello que es inmediatamente anterior o posterior al momento del nacimiento del bebé, es decir, desde la semana 28 de gestación aproximadamente hasta los primeros sietes días después del parto. La salud perinatal es la rama de la medicina que se interesa por la fisiología y anatomía de la madre y de su hijo, antes y después del nacimiento. Diagnostica y trata las enfermedades que puedan aparecer durante la gestación, el parto y el puerperio.

Según esta definición, la salud perinatal se refiere un periodo de tiempo muy concreto, y a mi entender demasiado limitado, dado que las repercusiones de los partos medicalizados se extienden mucho más allá del posparto inmediato. Es decir, que existen unos efectos secundarios no inmediatos y sutiles pero igual de importantes que sufrir un corte con un bisturí.

Nacer antes de tiempo y no hacerlo por vía vaginal tiene repercusiones en la salud de los niños a muchos niveles. Problemas en las vías respiratorias por inmadurez, problemas gastrointestinales y alergias son cada vez más comunes por una incorrecta colonización bacteriana del intestino del recién nacido, y estas son consecuencias que no se ponen de manifiesto inmediatamente tras el parto sino más adelante, y afectan negativamente a la salud del niño durante toda su vida.

Nacer inmaduro y/o tras un parto duro en el que se han utilizado drogas puede afectar al establecimiento de la lactancia, pues los bebés estresados o adormecidos pueden tener problemas para engancharse al pecho. Tener un costurón en el abdomen que no te permite moverte ni coger bien a tu bebé es una dificultad añadida para dar de mamar a nuestro bebé. Con ayuda y esfuerzo se pueden superar todas las dificultades, pero es evidente que estar agotada y recién operada no es estar en la mejor de las condiciones para atender a un recién nacido, y tras esos primeros días, muchas lactancias se abandonan, lo que constituye un problema de salud muy grave. No debemos ignorar que el modo de nacer influye en el establecimiento de la lactancia.

La salud perinatal se refiere o debería referirse, no solo a la salud del bebé, sino también a la de la madre. Debería contemplar no solo la parte física, sino también la psicológica y emocional.

Desde el punto de vista físico hay que tener mucho cuajo para decir que sufrir una operación de cirugía mayor y encima innecesaria es signo de buena salud perinatal. Lo mismo ocurre con las episiotomías. Tener cualquiera de estos cortes implica estar enferma, estar sufriendo, no es ningún camino de rosas. Bienvenidas sean estas cicatrices cuando son necesarias, pero que nos las infrinjan de manera gratuita es un atentado contra nuestra integridad física. No es salud, de ninguna de las maneras.

Por otro lado, el parto puede terminar convirtiéndose en una experiencia muy traumática, que puede dejar una huella importante en nuestra vida que puede costar bastante superar. Pero si en nuestro sistema sanitario hay por ejemplo un deficiente seguimiento de la recuperación del suelo pélvico, el apoyo psicológico posparto es prácticamente inexistente.

El aspecto emocional está totalmente descuidado, no se contempla de ninguna manera el grado de satisfacción de la mujer con la experiencia. Y es que nadie se preocupa por preguntar a la mujer cómo se encuentran ella y su bebé, cómo se ha sentido durante y tras el parto, qué secuelas ha tenido, etc. No se recopila esta información, no hay datos ni estadísticas fiables. En la sanidad privada, por ejemplo, no suele haberlas de lo que ocurre en los partos, los historiales a menudo están incompletos, y una vez se sale del hospital el seguimiento y el apoyo a la madre reciente deja mucho que desear.

Me pregunto además si se tienen en cuenta separaciones madre-bebé y los ingresos en UCI´s neonatales por pequeños que sean, que tanto estrés provocan y afectan al establecimiento del vínculo con el bebé, que son si cabe más habituales en los partos manipulados, para valorar esa salud perinatal.

Por último, es importante relativizar y contextualizar los datos ¿Nuestra salud perinatal es buena con respecto a qué? ¿Mejor que cuándo? Porque se da una curiosa correlación entre salud e intervencionismo, siendo mejores los datos de salud perinatal en aquellos países cuyo sistema sanitario es más respetuoso con la fisiología del parto. Y comparar las cifras de mortalidad actuales con las de hace 100 años es hacer trampa, mezclando como diría aquella, peras con manzanas. Con las medidas higiénicas, dieta saludable y adelantos tecnológicos y sanitarios actuales, los resultados deberían ser incluso mejores y las intervenciones muchísimo menores.

Tenemos un buen sistema sanitario, pero no podemos conformarnos si no intentar ir a mejor. La buena noticia es que con buena voluntad puede conseguirse.

domingo, 4 de diciembre de 2016

INDUCCIÓN POR “FIESTA”

Ha dado la casualidad de que la semana pasada empecé a ver una nueva serie: “Masters of Sex”, al mismo tiempo que se publicaban los resultados de las estadísticas de nacimientos en la Comunidad de Madrid, que reflejan como “el nacer” al contrario que “el querer” como dice la canción, si que tiene horario y fecha en el calendario.

La serie versa sobre la vida y obra de William Masters y Virginia Johnson, la pareja que enseñó a América cómo amar. Ambientada en los años 1950 y 1960, cuenta el proceso de elaboración del primer estudio científico serio sobre la fisiología del sexo. Ellos fueron los dos investigadores pioneros de la sexualidad humana en la Universidad de Washington.

William Masters estaba especializado en ginecología y yo tenía curiosidad por ver como se trataba el tema del parto y el nacimiento en la serie, aunque fuera tangencialmente. No me hizo falta esperar mucho, pues en los primeros minutos de metraje del primer capítulo, tiene lugar una verdadera declaración de intenciones de la comunidad médico-obstétrica. Están dando una fiesta en homenaje al doctor, un visionario en su campo gracias a sus innovaciones en cirugía obstétrica.

Al subir al escenario declara que “Lamentándolo mucho, debo marcharme, me toca trabajar esta noche”. A lo que añade el Rector de la Universidad que se encuentra a su lado: “Will Masters todavía tiene que ingeniárselas para conseguir que los bebés lleguen en horario laboral. Aunque les aseguro que lo conseguirá”.

Un aplauso, para Will y los suyos, porque sin duda lo han conseguido. 


Solo hace falta echar un vistazo a los datos del estudio para comprobarlo.


Fuente: El País










Y como siempre los representantes del gremio no asumen su responsabilidad, si no que tiran balones fuera y culpan de este patrón tan “singular” de nacimientos a las mujeres. ¿A quién si no? Mujeres que según los médicos pedimos que nos programen el parto o la cesárea a nuestra conveniencia y no a la suya. Mujeres que venimos con varios bebés a cuestas debido a los tratamientos de fertilidad o ya añosas y eso supuestamente nos impide parir por nuestros propios medios en el momento en que la naturaleza disponga. Esos son sus “comodines” para evitar admitir que no les gusta trabajar en fines de semana y festivos. Eso sí, todo argumentos sin contrastar, sin datos estadísticos fiables que corroboren dichas afirmaciones. 

Probablemente mi primer hijo y yo fuimos víctimas de este despropósito que es el forzar a los niños a nacer y a las madres a parir cuando todavía no es el momento. Mi primera fpp (fecha probable de parto) era para el día 9 de Mayo pero el chaval se adelantó. Empecé a tener contracciones un sábado 29 de Abril y aunque solo tenía 2 cm de dilatación me ingresaron y me indujeron un parto, que a su ritmo a lo mejor no habría tenido lugar naturalmente hasta un par de días después, quién sabe. Pero claro, era mejor dejarlo todo atado antes del Puente de mayo, que ya se sabe, hay muchos compañeros librando y los que quedan no están con ánimos para currar.

Es triste decirlo, pero cuando intuí que estaba embarazada del segundo, lo primero que hice fue entrar en internet y buscar en una calculadora la fpp. La fecha que me decían coincidía con mis cálculos y con uno de mis mayores temores. Supuestamente podría ponerme de parto, ni más ni menos, que en ¡Nochevieja! Una coincidencia que sabía que podría ser motivo de complicaciones para terminar el embarazo con normalidad. En lugar de estar feliz por mi nuevo embarazo, estaba preocupada por las fechas en las que iba a tener lugar mi parto. Que esto ocurra es un motivo claro para que los profesionales se avergüencen de cómo están haciendo las cosas.

Mi Jesús y yo éramos carne de cañón para una “inducción por fiestas”. 


Menos mal que decidí quedarme en casa y evitarme manipulaciones. El pequeño también se adelantó una semana como su hermano. Nació el día de Navidad, en mi cuarto, en un parto como “Dios manda”, cuando él decidió que había llegado el momento. De haber ido al hospital habríamos terminado probablemente igual de mal que en la primera ocasión: rajados, separados y estresados. 

Las estadísticas son claras. Hay que tener la cara muy dura para seguir negando las evidencias. Que los médicos manipulan el proceso de parto a su antojo y que con ello provocan muchas complicaciones es un hecho. Ahora solo falta que lo admitan de una vez y empiecen a trabajar de verdad por cambiar su manera de hacer las cosas.

Una sugerencia gratis para los malos profesionales: estáis de suerte, no tenéis que buscar más, así como quien no quiere la cosa ya tenéis un propósito para el próximo año nuevo:

¡Dejar que los niños nazcan cuando quieran!

domingo, 6 de noviembre de 2016

EN CASA APOYAMOS LA HUELGA DE DEBERES

A nosotros actualmente los deberes no nos suponen demasiado trastorno por varios motivos:

  1. En el colegio de mis hijos la carga de deberes se ha visto reducida gracias a una petición que hizo la AMPA el año pasado al Consejo Escolar.
  2. Las tutoras de mis hijos son bastantes razonables y no se pasan mandando deberes. Vamos, que deberes hay, pero pocos…
  3. Mis hijos son bastante espabilados y rápidos y suelen terminar la tarea en clase o traer muy poquita cosa a casa.
  4. Nuestro colegio tiene jornada continua por lo que disponemos de toda la tarde libre para hacer cosas. Es decir, que nos da tiempo a descansar, jugar, etc…, después de terminar la tarea. 
  5. Yo estoy disponible para ellos toda la tarde, por lo que en caso de tener alguna dificultad con algo en particular, estoy con ellos para ayudarles.
  6. Yo tengo cultura y una formación universitaria que me permiten resolver sus dudas si es que las tienen.
Os preguntaréis entonces por qué me sumo yo a esta huelga si “no me afecta”.

Pues por simple y llana solidaridad. Por justicia social. Porque desde pequeña decían de mi que era una “defensora de pleitos pobres”. Porque no se trata solo de mí y los míos, se trata de todos. Porque las circunstancias pueden cambiar y entonces no me las vería tan felices y me arrepentiría de no haber aportado mi granito de arena a esta causa apoyando la huelga. Porque no todo el mundo tiene mi suerte y a poco que no se de uno de estos factores, la cosa se complica y los que pagan el pato son los niños.

Porque hay muchos niños que salen a las 4 o a las 5 de la tarde del cole, en lugar de a las 2 como los míos. Que a lo mejor se tienen que quedar a extraescolares, no por devoción sino porque no les queda más remedio, porque no existe conciliación en este país y a sus padres todavía les queda un rato largo en la oficina antes de poder ir a recogerles. Porque no es lógico que lleguen a las 7 a casa cansados y se tengan encima que poner a hacer 1 o 2 horas de deberes.

Porque yo estoy y puedo ayudarles, pero hay padres que no están ni saben hacerlo. Porque no es justo para esos niños, que salen del cole sin entender algo, que vuelvan al día siguiente sin entenderlo todavía y encima les regañen, castiguen o bajen la nota, por no hacer algo que no podían hacer por mucho que se empeñaran.

Porque con 5 horas debería ser suficiente y si no lo es, que cambien el temario, lo acorten, reclamen más profesores, apoyo o lo que sea necesario. 

Porque hay muchas cosas que aprender de la vida que no se enseñan en el colegio y si hacemos deberes no nos queda tiempo para aprenderlas.

Porque tenemos derecho a decidir qué hacer o no en nuestra casa y no tenemos que dar explicaciones a nadie de a lo que dedicamos el tiempo por las tardes. Como si lo que queremos es hacer el pino hasta vomitar. Tenemos derecho a ir a las extraescolares que nos apetezcan, jugar en el parque o a los videojuegos. 

Porque los padres no les decimos a los profesores lo que tienen, pueden o no pueden hacer cuando salen del colegio… 

Porque, no nos engañemos, a determinadas edades es raro que un niño haga los deberes voluntariamente y con gusto (por algo será). Eso nos convierte a los padres en “Minions” de los profesores, persiguiendo a los chicos para que hagan algo que no hemos decidido nosotros. La ironía es mayor cuando encima no se está de acuerdo con esta práctica…

Porque quien quiera o necesite profundizar en una materia puede hacerlo en colaboración o no con el profesor de turno, pero sin obligar a los demás que no lo necesitan a reincidir innecesariamente en ese asunto con ejercicios repetitivos.

Porque son obligatorios y se penaliza a los niños por no hacerlos y eso desvirtúa la educación, hace que los niños hagan las cosas por miedo, por la nota, por competitividad, en lugar de por el placer de aprender.

Y estaría así eternamente. Pero para terminar añadiría que porque no pasa nada. De verdad, que no se va a hundir España más de lo que está, si se deja de mandar deberes. Que los resultados académicos son malos y no mejoran a pesar de mandarse cada vez más tarea para casa. Algo ya de por si significativo. A lo mejor nos llevamos todos una sorpresa si dejamos de hacer de una vez las cosas “como se han hecho toda la vida”…

lunes, 26 de septiembre de 2016

PREJUICIOS CONTRA LAS ALTAS CAPACIDADES

Cualquier tema puede ser objeto de polémica en las redes sociales. Últimamente me encuentro con discusiones acerca del tema de las altas capacidades, donde aparte de desconocimiento abundan los tópicos y los prejuicios. Estas son algunas de las cosas que algunas personas objetan contra el concepto y/o el tratamiento de este tema, mostrando en ocasiones una clara animadversión contra este asunto e incluso en contra de los propios niños, evaluados o no, y sus familiares.


“Todos somos listos en algo o la alta capacidad no existe”.


Que sí, que sabemos que existen múltiples inteligencias, que todos somos diferentes y tenemos cada cual nuestras propias virtudes, valores y aptitudes en uno u otro campo.
Igual que existen los niños rubios y los morenos, los altos y los bajos, los que tienen un buen oído para la música y los que no son capaces de bailar una nota sin tropezar con sus propios pies y caerse, las altas capacidades, el tener un cerebro rápido y eficiente que capta las cosas a la primera, es algo que existe y no se puede negar. 

Se habla de que la educación debería ser individualizada y adaptada a las circunstancias y características de todos y cada uno de los alumnos. Estoy totalmente de acuerdo con estas premisas, pero hoy por hoy es algo muy difícil de conseguir dentro del sistema educativo español. 

Se dice que no es bueno catalogar, clasificar o encorsetar a los niños con un diagnóstico. Sin embargo, el diagnóstico es una herramienta fundamental para las familias que tiene una doble funcionalidad. Por un lado, nos permite conocer las peculiaridades de nuestros hijos, como funciona su cerebro y por qué, y cómo esto les puede condicionar en sus relaciones sociales y a nivel educativo. Tener esta información nos ayuda a acompañarles mejor en su desarrollo. Por otro lado, el diagnóstico nos faculta a los padres para reivindicar nuestros derechos y la aplicación en el ámbito escolar de medidas concretas adecuadas a esta particularidad, que están estipuladas por la ley para adaptar la educación a sus necesidades. Con el diagnóstico y la ley en la mano es complicado conseguir que se adopten estas medidas especiales, sin ellos es prácticamente imposible.


“Ahora das una patada y te salen 20 niños con alta capacidad”. 

Se duda (no se por qué) de los diagnósticos. Se piensa que existe una sobre-diagnosticación y que muchos de esos niños están mal diagnosticados, que no tienen alta capacidad sino algún trastorno que no se ha sabido o querido identificar.

Es verdad que existen por ejemplo variaciones significativas entre los sistemas de evaluación utilizados por diferentes Comunidades Autónomas. Algunos estudios son más completos que otros y tienen en cuenta diferentes factores. Algunos expertos se preguntan acerca de la validez de algunas de las pruebas diagnósticas, que pueden estar desfasadas. Evidentemente pueden darse errores puntuales y quizá, como ocurre en cualquier ámbito, haya algún profesional con preparación insuficiente para llevar a cabo esta tarea, pero en general no creo que haya ninguna conspiración para etiquetar a niños de altas capacidades si no las tienen.

Ahora se están llevando a cabo más estudios, precisamente porque antes se hacían menos y muchos niños que tenían esta peculiaridad no fueron detectados y eso les ha podido afectar de una u otra manera en sus vidas. Se ha visto que la detección precoz es fundamental, por lo que desde el Ministerio de Educación y las Conserjerías se pide al profesorado que alerten cuando tengan sospecha de algún caso en sus aulas.

Aún así, el profesorado y los servicios de orientación pedagógica no suelen estar suficientemente formados sobre este tema y tienen también prejuicios al respecto por lo que en ocasiones ponen resistencia a llevar a cabo los estudios. De manera que muchos padres se sienten ignorados y perdidos, viendo como no atienden sus peticiones y nadie se preocupa de averiguar cuál es el origen de los problemas de adaptación, motivación o rendimiento de sus hijos en el colegio.

No, no es fácil conseguir el diagnóstico. No vienen de regalo en las bolsas de patatas o de Phosquitos. En muchos colegios no tienen a nadie que pueda hacer la evaluación o esa persona se niega a hacerla. No todos tenemos dinero para conseguir una evaluación externa y muchas veces los centros educativos rechazan esos diagnósticos realizados por personal ajeno. Así que no, las altas capacidades no están sobre-diagnosticadas sino más bien lo contrario. De hecho, es habitual confundir la hiperactividad y el déficit de atención, los problemas de conducta o la simple vaguería con las altas capacidades. Deben haber por ahí muchos niños medicados innecesariamente por culpa de no haber considerado la alta capacidad como una opción al valorarlos.

“Los padres insisten hasta que consiguen el diagnóstico para colgarse la medalla y presumir”.


Esto ya es la repanocha de la falta de conocimiento y respeto. Las altas capacidades no son algo que se busque o se elija, sino que se tienen o no se tienen y punto. Es una condición que, si no se conoce y no se sabe tratar, puede originar muchas dificultades. Es algo que la gente no entiende y genera mucha incomprensión, precisamente por eso no es algo que los padres vayan pregonando por ahí. De hecho, a mí me han llegado a decir que lo oculte, pues estos niños suponen una dificultad y trabajo añadido para los profesores por lo que podrían rechazar su solicitud de ingreso en un nuevo centro si saben que tienen aa.cc. En general y hoy por hoy, las altas capacidades dan más problemas que ventajas, las familias no recibimos orientación, ni prácticamente ayuda de ningún tipo.

Tener un niño inteligente es un motivo igual de válido que cualquier otro para estar orgulloso de nuestro hijo, igual que lo es que sea un gran nadador, que sea muy cariñoso o que toque el violín como los ángeles. La sociedad te permite presumir de un hijo que es un gran futbolista o una hija que dibuja genial, pero te afea la conducta si de lo que presumes es de que tu hijo tiene un coeficiente mental de más de 130. ¿Por qué? Que cada cual saque sus propias conclusiones, yo tengo las mías.


domingo, 11 de septiembre de 2016

¿OBLIGAN A TUS HIJOS A COMER EN EL COMEDOR ESCOLAR?

El uso del servicio de comedor escolar es una necesidad para muchas familias por motivos de conciliación o de no-conciliación mejor dicho, pero también es una elección para determinados padres de niños tildados de mal-comedores, que ven en este servicio una solución a los problemas que les plantean sus hijos con la comida.

Foto: Comer o no comer
Niños que comen poca cantidad y/o poca variedad terminan comiendo más o “mejor” en el colegio que en sus propias casas y eso constituye un alivio para los padres preocupados por la nutrición de sus pequeños.

Muchos niños dicen preferir la comida del cole a la que preparan sus padres o terminan comiéndosela como hace el resto de sus compañeros por el “efecto rebaño”. Otros sin embargo se niegan a comer determinados alimentos o tienen dificultades para acabarse el plato y en ocasiones son obligados por el personal del comedor a hacerlo so pena de ser castigados sin jugar después, quedándose solos en el comedor mientras sus compañeros salen al patio.

Los padres no se ponen de acuerdo a este respecto. Unos están conformes con que se presione a los niños para que coman, otros se quejan de que se obligue a comer a sus hijos y aunque exponen que no quieren que esto ocurra, muchas veces su opinión no es tenida en cuenta y los cuidadores continúan con su proceder haciéndoselo pasar mal a los chicos.


Según la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, Ley 17/2011, de 5 de julio:

“Las autoridades educativas competentes promoverán la enseñanza de la nutrición y alimentación en las escuelas infantiles y centros escolares, transmitiendo a los alumnos los conocimientos adecuados, para que éstos alcancen la capacidad de elegir, correctamente, los alimentos, así como las cantidades más adecuadas, que les permitan componer una alimentación sana y equilibrada y ejercer el autocontrol en su alimentación. A tal efecto, se introducirán contenidos orientados a la prevención y a la concienciación sobre los beneficios de una nutrición equilibrada en los planes formativos del profesorado.”

Como expone Julio Basulto en su artículo publicado en el Blog “Comer o no Comer”: “No quiero que obliguen a comer a mi hijo en la escuela. ¿Qué puedo hacer?”: Obligar resulta incompatible con el estímulo de la capacidad de elegir por uno mismo los alimentos y las cantidades, conforme a criterios saludables.


Está claro que existen dos problemas de base:
  • Tenemos unas expectativas sobre lo que los niños deben comer que no se adecuan a lo que los niños demandan o exponen necesitar.
  • No se confía en la capacidad de regulación de los niños. Pensamos que el niño no es capaz de decidir por él mismo de manera correcta qué y cuánto comer por lo que creemos que debemos imponerle nuestro criterio. 

Desde la Agencia de Salud Pública de Cataluña (Generalitat de Catalunya) se ha publicado un escrito titulado “Acompañar las comidas de los niños. Consejos para los comedores escolares y para las familias”, que se resume en estas siete consideraciones:

1. Conviene que el acompañamiento de los adultos durante las comidas sea respetuoso, sin presiones ni coerciones, y tomando en consideración los gustos de los niños y su sensación de hambre.

2. No es adecuado, desde el punto de vista nutricional, forzar a los niños a comer por encima de su sensación de hambre.

3. Partiendo de la base de que los menús que se ofrecen en el comedor escolar son equilibrados y saludables, lo más aconsejable es permitir que el niño coma la cantidad que desee siguiendo sus sensaciones de hambre y saciedad, evitando insistirle o forzarle para que se acabe el plato.

4. Los adultos tienen la responsabilidad del qué, del dónde y del cuándo, y los niños son quienes decidirán sobre la cantidad.

5. Insistir u obligar a los niños (de maneras más o menos directas) para que coman un determinado alimento (o a comer por encima de su sensación de hambre, como ya se ha comentado) es contraproducente.

6. Cuando se utilizan frases en las que se remarcan los beneficios para la salud de determinado alimento para que el niño lo consuma (por ejemplo, “te hará fuerte”, “te hará crecer”, “así serás más alto”, “si te lo comes no te pondrás enfermo”, etc.), se consigue el efecto contrario, es decir, los niños asocian el alimento como algo menos agradable al gusto y comen menos cantidad.

7. Los adultos debemos “escuchar al niño con relación a la cantidad de comida que desea que le sirvan”. 


¿Sabes si el personal del comedor del colegio de tus hijos sigue estas recomendaciones en el trato con los niños? 

¿Las seguís vosotros en casa? 

¿Crees que a veces es necesario obligar a comer a los niños
o piensas que no es correcto hacerlo?

martes, 6 de septiembre de 2016

LA ENTELEQUIA DE LA CONCILIACIÓN

Yo también me uno a la campaña #ConciliarEsVivir #ConciliAcción una iniciativa de Madres, sí. Pero guerreras también, con un post sobre mi experiencia y opinión sobre la conciliación.



Como ya he dicho otras veces, me estrené en la maternidad rebosando ignorancia, no sabía nada sobre el parto y no sabía nada de crianza. En general no sabía nada sobre los niños y sus necesidades y tampoco tenía ni idea sobre conciliación. No se me pasó por la cabeza pedirme una excedencia para cuidar a mi bebé, aunque quizá me lo podría haber permitido.

Justo cuando estaba empezando a recuperarme de un parto traumático y a estrechar con mi bebé los lazos que se rompieron por la larga separación tras su nacimiento, tuve que volver a trabajar y dejarlo en una guardería que le hacía enfermar continuamente. Tenía un buen horario que me permitía pasar con él las tardes, aún así, si pudiera volver atrás en el tiempo, lo haría todo de manera diferente.

Con mi segundo hijo sí que me pedí la excedencia. Fue a la guardería muy poco tiempo, muy pocas horas. Cuando cumplió año y medio, mi empresa cerró y pude dedicarles, a él y a su hermano mayor todo mi tiempo. Puede que a alguien le parezca una frivolidad por mi parte, en las actuales circunstancias económicas, decir que fui una afortunada al quedarme en paro, pero así es como lo siento yo. Pude por fin estar con ellos. Como creo que era mi obligación, como me pedía el cuerpo.

Puedo entender que los padres con trabajos interesantes y bien remunerados no quieran “renunciar” a sus carreras por quedarse en casa. Ojalá no hubiera que elegir. Ojalá la experiencia y las oportunidades laborales de los padres, no se vieran resentidas por el parón que supone o debería suponer la paternidad. Pero nuestra sociedad no valora los cuidados paternales, no protege a las familias, y al final los mayores perjudicados son los más pequeños. Creo que, como ocurre en otros países:
  • Toda familia debería recibir un dinero por cada hijo.
  • La labor de cuidado debería cotizar a la seguridad social como cualquier otro trabajo.
  • Los horarios y condiciones laborales deberían ser más flexibles para permitir a los padres que ejerzamos como tales sin morir de estrés en el intento.

En mi caso, lo que me brindaba el mercado laboral no compensaba perderme la infancia de mis hijos, y al quedarme en casa, en cierto sentido he sido “expulsada” de él, no sé si temporal o definitivamente. Pero escogí este camino porque creo que no es suficiente estar apenas dos horas al día con ellos, pues ese pequeño lapso de tiempo no nos permite conocerlos, comprenderlos y estrechar con ellos unos vínculos profundos. Considero que no es lógico ni razonable que nuestros hijos sean criados por otras personas, por muy amorosas que éstas sean, antes que por sus propios padres

Para ilustrar lo que quiero decir, os cuento a modo de ejemplo, la anécdota de unos conocidos, una pareja con hijos, en la que ambos trabajaban y para ello han dejado a los pequeños siempre al cuidado de una de las abuelas. El mayor enfermó y tuvo que ser ingresado. En el hospital rechazaba a sus padres. A quién llamaba y con quién quería estar era con su abuela…

Si tú también piensas que la conciliación no existe y quieres aportar tu granito de arena para que se convierta en una realidad, te invito a que te unas a nuestra iniciativa. En este enlace tienes toda la información de la campaña. 

Porque la vida no es solo trabajar, es muchas otras cosas más, entre ellas, la más importante, es convivir con nuestros seres queridos.

lunes, 8 de agosto de 2016

YO TAMBIÉN SOY VICTORIA BECKHAM

El mes pasado andaba yo por Santander de vacaciones, bastante desconectada, por lo que me perdí la “polémica” del beso de Victoria Beckham a su hija en la boca.

Solo se me ocurre decir: ¿en serio? ¿De verdad hay alguien que se asombra, espanta, indigna o asusta porque una madre le dé un beso a su hijo en la boca? 

Nunca pensé que llegaría a decir esto, pero ahí va: 

"¡Yo también soy Victoria Beckham!”


No tengo su tipin, ni su marido, ni sus millones, pero me solidarizo con ella porque yo también beso a mis hijos en la boca. ¡ANATEMA! Como diría el gran Gran Wyoming.

En honor a la verdad, he de decir, que en realidad no les beso a los dos, solo al pequeño que es el que se deja, pues el mayor siempre ha sido muy escrupuloso, no solo con los besos, si no con todo.

De nuevo en honor a la verdad, he de decir, que a veces no soy yo la que besa, si no que soy yo la besada. ¡ANATEMA AGAIN!

Y no veáis como disfruto. ¡Me encanta!


Muero de amor cada vez que mi niño pasa por mi lado y me da o me pide un beso. 

Muero de amor cuando se acerca a mi aposta solo para que nos besemos. 

Esos besos son un acto de amor y complicidad entre ambos que no cambio por nada.

Demuestran que tenemos mucha confianza, que nos une un bonito e íntimo vínculo.


Somos dos personas que nos queremos. Dos personas sanas sin enfermedades infecciosas que nos podamos contagiar. Sus babas no me dan asco, y al parecer a él tampoco le dan asco las mías. ¿Dónde está el problema?

También nos damos besos “normales” en la mejilla, en la frente, en la nariz, en el cuello… ¿o es que en el cuello tampoco se puede? Como decían en Los Serrano, hay muchos por ahí que tienen la mirada muy sucia.

Y ¿sabéis qué? que besa genial. Da unos besos la mar de sabrosos. Sin duda sus novias serán muy afortunadas de poder recibirlos. 

Sé que llegará un día en que ya no le apetezca darme este tipo de besos y los echaré mucho de menos porque me hacen sentirme especial y muy querida.


Quien no haya recibido nunca un beso de estos,
no sabe lo que se pierde.

Estos son besos de verdad y lo demás es tontería.

lunes, 1 de agosto de 2016

#NOSEVENDANMAS






Este es el vídeo de la campaña #lactanciaxdinero Por unos Profesionales Sanitarios Honestos.

Es un vídeo hecho con mucho cariño, en el que han participado más de 30 blogueras y madres, aportando sus imágenes. 

Yo he aportado la letra de la canción, a la que mi compañera y amiga Raquel ha puesto su maravillosa voz. Mi súper cuñado ha montado la música y mi hermana ha trabajado un montón realizando el montaje del vídeo. A todos deciros ¡MUCHAS GRACIAS! por vuestro esfuerzo y dedicación. ¡SOIS GENIALES!

Con este vídeo queremos desmentir muchos mitos falsos a cerca de la lactancia materna, queremos denunciar las malas prácticas de aquellos sanitarios que abusan de su puesto para sacar provecho a cambio de frustrar nuestras lactancias. Queremos exigir que mejore la formación de los sanitarios a este respecto y que de verdad existan políticas de promoción y apoyo efectivas para todas aquellas mujeres que queramos amamantar.

Esperamos que os guste.


DOCTOR: RECÍCLESE, AYÚDEME. RESPETE MI LACTANCIA

Las tasas de lactancia materna son bajas.
La mayoría de las mujeres lo “intentan” (al menos con el primer hijo) pero al poco abandonan. 
¿Por qué? 

Hace tiempo escribí sobre los que yo considero son los principales enemigos de la lactancia materna. En más de la mitad de ellos la participación de los profesionales sanitarios, directa o indirectamente, determina en buena medida si la lactancia se instaura o no, si sigue adelante o se abandona. 

La manipulación del parto, las malas políticas de los servicios de neonatología y pediatría de los hospitales, las separaciones de la diada madre-bebé, etc. son factores externos a la mujer, que no dependen de su capacidad o fuerza de voluntad, que se constituyen muchas veces en fuertes escollos muy difíciles de salvar y que dan al traste con la intención de las madres de amamantar a sus bebés.

La lactancia materna en tanto que es nutrición e interviene de forma significativa en la formación del sistema inmunitario del niño es una cuestión de salud, y por tanto es responsabilidad de los profesionales sanitarios, saber, fomentar y apoyar la lactancia materna. 

A estas alturas, todos sabemos ya, que la formación “oficial” en lactancia, que reciben en la carrera los pediatras es escasa y deja mucho que desear. Ante esta tesitura, el médico puede optar por tres cosas:

  • Formarse por su cuenta, cosa particularmente fácil de conseguir en esta, la era de internet.
  • Inhibirse, es decir, reconocer su desconocimiento y derivar a los pacientes a otras manos más cualificadas.
  • Meter la pata, intervenir incorrectamente y acabar por acción u omisión con las lactancias de las mujeres que acuden a su consulta.
Mucho me temo, que la opción más habitual es la tercera y esto es lo que explica en buena parte el fracaso de muchos intentos de lactancia en nuestro país.

Si hemos logrado salir del hospital con la lactancia instaurada, a las madres nos queda un largo camino que recorrer para lograr mantenerla con éxito. En este camino nos topamos frecuentemente con pediatras que nos dan en su consulta no sólo indicaciones incorrectas a cerca de aspectos técnicos de la lactancia, como la duración y frecuencia de las tomas, que no saben ayudarnos con nuestras dificultades (no saben por ejemplo valorar la postura en una toma o detectar un frenillo), si no que hacen gala de muy poca profesionalidad, haciendo juicios de valor y dando consejos no solicitados a cerca de asuntos que no son de su incumbencia, como pueden ser la organización familiar, la participación del padre y otros miembros de la familia en la crianza del bebé o la forma elegida para dormir. 

Otros comentarios fuera de lugar que las madres reciben por parte de los pediatras de sus hijos, hacen referencia a su capacidad para amamantar, minando su seguridad en sí mismas o que critican su decisión de seguir amamantando en determinadas circunstancias, basándose tan sólo en su opinión personal y sus prejuicios.

Estos son algunos ejemplos de comentarios:

¿Tan grande y aún con la teta?

¡Lo que tiene es vicio!

¿Embarazada y dando teta? Lo tuyo es muy fuerte.

¿Piensas darle la teta toda la vida?

¿Te crees que te van a hacer un monumento por darle tanto tiempo teta?

No son frases dichas por una vecina o por la panadera, son dichas por un sanitario, en una consulta médica. Son frases cargadas de ignorancia y desprecio, dichas por una persona que debería mantener una actitud respetuosa en todo el momento hacia el paciente al que tiene que atender.

Cuando además somos conscientes o tomamos consciencia de que es práctica habitual el que los médicos reciban “regalos” de la industria farmacéutica a cambio de prescribir sus productos, una no puede sino recelar a cerca de las motivaciones de esos doctores para denostar la lactancia materna y no cumplir con su obligación de velar por la salud de sus pacientes.

Porque la leche en polvo, no es, ni nunca será igual ni mejor que la lactancia materna, por lo que dar publicidad y promocionar la leche artificial sin necesidad, supone comprometer la salud de los niños. Los médicos no pueden hacerlo, es ilegal, y si encima obtienen algún beneficio con ello, además es inmoral.


Por eso, hoy y durante toda esta 
SEMANA MUNDIAL DE LA LACTANCIA MATERNA,
le gritamos NO a la #lactanciaxdinero. 

No comprometan nuestra salud, no boicoteen nuestras lactancias. 

Recíclense y ayúdennos.


viernes, 22 de julio de 2016

EL NEGOCIO DE LA NO-LACTANCIA MATERNA #lactanciapordinero

Que levante la mano la madre que no haya recibido ningún comentario negativo de un   profesional médico acerca de su capacidad para amamantar, o acerca de la calidad o el valor nutritivo de su leche. 

Que levante la mano la madre que, al haber acudido a su pediatra con la más mínima duda acerca de su lactancia, no haya recibido directamente el consejo de darle un biberón “para quedarse más tranquila”. 

Que levante la mano la madre que no haya salido nunca de la consulta del pediatra con un par de muestras de leche de fórmula de “regalo”.

Que levante la mano la mujer a la que no le hayan recomendado empezar a darle cereales (de farmacia por supuesto) a su bebé a los 4 meses (dos meses antes de lo que recomienda la OMS).

Que levante la mano la mujer a la que su pediatra no la ha reprendido por seguir amamantando a su hijo, quien según su criterio no-profesional, era demasiado mayor ya para tomar teta.

Que levante la mano la mujer que piense que su pediatra está a favor de la lactancia materna, conoce cómo funciona y se ha sentido apoyada por él en todo momento.

Veo muy pocas manos levantadas…


Cuando una mujer acude a una consulta médica con dudas o problemas con su lactancia, es responsabilidad del sanitario darle una respuesta adecuada para ayudarla a mantener esa lactancia.

Es responsabilidad de cada profesional formarse y reciclarse para actualizar los conocimientos en las áreas que son de su competencia. En caso de no poseer esta formación específica, sería de agradecer que dichos profesionales se inhibiesen y derivasen a la paciente a manos más expertas.

Sin embargo millones de mujeres abandonan innecesaria, prematuramente y a su pesar, la lactancia de sus hijos por consejos equivocados de los profesionales de la salud que no saben de este tema.

A la falta de aptitudes y actitudes necesarios para abordar este asunto, se le suma la existencia de intereses económicos por parte de las farmacéuticas que “invitan” a los médicos a recetar sus productos, en este caso leche maternizada, a cambio de favores más o menos grandes, que van desde pequeños regalos, hasta viajes y cursos de “formación” (evidentemente de otros temas distintos a la promoción y el cuidado de la lactancia materna). 

Estas prácticas son perfectamente conocidas y asumidas como “normales” por la sociedad. 


Eso explica el que la noticia de la semana pasada, de que dos pediatras de un hospital de Alicante han sido imputados por cobrar dinero durante 30 años de los laboratorios farmacéuticos fabricantes de leches artificiales, haya pasado totalmente desapercibida a pesar de su gravedad. 


Como otras muchas cosas “habituales”, su frecuencia no las justifica de ninguna manera. 


Desde #lactanciaxdinero Por unos profesionales sanitarios honestos, denunciamos estas prácticas legales y amorales, que originan un problema de salud de dimensiones enormes cuyas repercusiones a día de hoy podemos tan solo intuir.

El hecho, promovido por la industria con la complicidad del estamento médico, de que el ser humano, animal mamífero, se esté criando de manera masiva con leche de otra especie, es sin duda una desviación de la normalidad que tiene sus efectos en la salud de la humanidad. La instauración de la lactancia artificial como la manera más habitual de alimentar a nuestros hijos supone exponernos a un riesgo innecesario, teniendo como tenemos a nuestro alcance la manera más sana y natural de hacerlo: el pecho materno.

Desde #lactanciaxdinero instamos a las autoridades a ser más estrictas en el control de este tipo de prácticas y la adopción de medidas sancionadoras contundentes que persigan su erradicación. Nuestra salud no es un negocio. Los profesionales de la salud no deberían comerciar con ella.

Desde #lactanciaxdinero ponemos de manifiesto la necesidad de que los profesionales sanitarios amplíen sus conocimientos sobre lactancia materna para que puedan servir efectivamente de ayuda a las mujeres en sus dificultades, en lugar de un trampolín desde el que abandonar antes de tiempo la lactancia.

Exigimos a los pediatras en concreto que respeten la ley, el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna y el Juramento Hipocrático por el que prometieron: “desempeñar su actividad con conciencia y dignidad, siendo la salud y la vida del enfermo las primeras de sus preocupaciones”

Que respeten su profesión y a los usuarios del sistema sanitario, a quienes deberían atender con diligencia, poniendo el bienestar del paciente por encima de cualquier otra consideración personal.

Puedes ayudarnos a denunciar estas deleznables prácticas siguiendo estos pasos:

  1. Ayudar a difundir lo que ha pasado. Si tienes un blog escribe sobre esto y difunde la noticia. Si no tienes blog comparte el contenido de otros blogs.
  2. Si quieres participar en el carnaval bloguero que hemos organizado al efecto enlaza la url de tu artículo en los cuadros que hay en la parte final de este post.
  3. Al compartir cualquiera de los artículos sobre el tema, usa el hastag #lactanciaxdinero.
  4. El lunes 1 de agosto (Día Mundial de la Lactancia Materna) ayúdanos a ser Trending Topic en twitter y usa nuestro hastag todas las veces que puedas (#lactanciaxdinero).

¡Contamos contigo!

martes, 21 de junio de 2016

NI TONTAS, NI LOCAS

Ni tontas, ni locas, sería mi particular versión del taller de Irene García Perulero “Ni putas, ni princesas”. Y es que aunque mi blog es un blog de temática maternal, cada vez más siento la necesidad de escribir sobre feminismo, sobre esos derechos que todavía se nos niegan, sobre esos derechos que se nos siguen robando. Porque la maternidad es femenina y por tanto feminista y no se puede separar una cosa de la otra.


Siento la necesidad de escribir cómo creo que nos perciben a las mujeres muchas personas y como pueden, si tienen suerte con su manipulación, consciente o inconsciente, hacernos sentir. Hablo de personas, porque por desgracia esto es algo que hacen tanto hombres como otras mujeres, lo que tiene aún más pecado.



Y quiero hablar de esto a colación de la terrible noticia del juez que ha obligado a una mujer a someterse a una inducción, previa denuncia de su ginecóloga, y de cómo hay quien, lejos de escandalizarse ante tal atropello, lo justifica diciendo “sería por el bien del bebé”, porque “si el juez lo ha decidido será por algo”, etc. Como si la mujer en cuestión, como si todas, fuéramos tontas, como si estuviéramos locas y no fuéramos capaces de decidir por nosotras mismas adecuadamente. Este cuestionamiento tiene lugar solo porque somos mujeres. Planea sobre nuestro sexo un halo de desconfianza, cosa que no ocurre con los hombres y sus decisiones. Es una cuestión de machismo puro y duro.

Para el que todavía lo dude, se lo confirmo: las mujeres somos capaces de razonar y elegir la opción que creemos más conveniente cuando tenemos a nuestra disposición todos los datos y la información necesaria para analizar la situación.

Quien lo ponga en duda debería revisar sus creencias y sus planteamientos de vida a fondo.


Las madres en concreto tendemos además a ser conservadoras cuando se trata de proteger a nuestros hijos. Si de algo se nos puede tachar es de un exceso de celo. No tomamos decisiones a la ligera, porque nuestros hijos son lo más importante para nosotras. Me asombra cómo salen de debajo de las piedras los defensores de la integridad de este bebé, un bebé al que no conocen ni van a tratar en su vida, esgrimiendo una preocupación por el mismo supuestamente genuina y mayor incluso a la de la propia madre de la criatura. ¡Insensata! parecen decir, sin tener ni idea de lo que hablan, como si ese niño no fuera responsabilidad de su madre sino patrimonio de toda la humanidad.

Es increíble, como a estas alturas no nos han sustituido a todas por máquinas de procrear, con lo despreocupadas e irresponsables que somos. Increíble que no nos quiten la custodia de nuestros vástagos nada más salir de nuestros úteros, siendo como somos todas unas tontas y unas locas…


No se confía en el criterio de las mujeres, no se confía el criterio de las madres.


Pero si se confía en el criterio de una ginecóloga, sólo por el hecho de serlo, por el prestigio que da poseer este título en medicina. Una ginecóloga cualquiera de un país que curiosamente atiende los partos en su mayoría sin seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que tiene unas estadísticas según el Ministerio de Sanidad muy alejadas de lo que serían unos estándares de calidad, dentro de las cuales el porcentaje de inducciones se sitúa en un 19,4%, siendo el estándar de referencia de la OMS menos del 10% (datos del INFORME FINAL ESTRATEGIA ATENCIÓN AL PARTO NORMAL 2012). Es decir, que casi la mitad de las inducciones que se practican en este país, no están justificadas, no son necesarias. 

Es como para no fiarse de la indicación, ¿o no?


Se confía en la resolución de un juez, que habrá tenido en cuenta sólo la opinión “cuestionable” de esta ginecóloga, que no tendrá ni idea de atención al parto, ni tiempo para hacérsela antes de decidir precipitadamente por una supuesta “situación de urgencia y riesgo para la vida del bebé”.

Se confía en cualquiera menos en la madre. Porque es mujer, porque está embarazada, porque es vulnerable, porque no vaya a ser que decida por si misma sobre su vida y la de su hijo. No, eso no se puede permitir, porque somos tontas, porque estamos locas.