lunes, 1 de agosto de 2016

DOCTOR: RECÍCLESE, AYÚDEME. RESPETE MI LACTANCIA

Las tasas de lactancia materna son bajas.
La mayoría de las mujeres lo “intentan” (al menos con el primer hijo) pero al poco abandonan. 
¿Por qué? 

Hace tiempo escribí sobre los que yo considero son los principales enemigos de la lactancia materna. En más de la mitad de ellos la participación de los profesionales sanitarios, directa o indirectamente, determina en buena medida si la lactancia se instaura o no, si sigue adelante o se abandona. 

La manipulación del parto, las malas políticas de los servicios de neonatología y pediatría de los hospitales, las separaciones de la diada madre-bebé, etc. son factores externos a la mujer, que no dependen de su capacidad o fuerza de voluntad, que se constituyen muchas veces en fuertes escollos muy difíciles de salvar y que dan al traste con la intención de las madres de amamantar a sus bebés.

La lactancia materna en tanto que es nutrición e interviene de forma significativa en la formación del sistema inmunitario del niño es una cuestión de salud, y por tanto es responsabilidad de los profesionales sanitarios, saber, fomentar y apoyar la lactancia materna. 

A estas alturas, todos sabemos ya, que la formación “oficial” en lactancia, que reciben en la carrera los pediatras es escasa y deja mucho que desear. Ante esta tesitura, el médico puede optar por tres cosas:

  • Formarse por su cuenta, cosa particularmente fácil de conseguir en esta, la era de internet.
  • Inhibirse, es decir, reconocer su desconocimiento y derivar a los pacientes a otras manos más cualificadas.
  • Meter la pata, intervenir incorrectamente y acabar por acción u omisión con las lactancias de las mujeres que acuden a su consulta.
Mucho me temo, que la opción más habitual es la tercera y esto es lo que explica en buena parte el fracaso de muchos intentos de lactancia en nuestro país.

Si hemos logrado salir del hospital con la lactancia instaurada, a las madres nos queda un largo camino que recorrer para lograr mantenerla con éxito. En este camino nos topamos frecuentemente con pediatras que nos dan en su consulta no sólo indicaciones incorrectas a cerca de aspectos técnicos de la lactancia, como la duración y frecuencia de las tomas, que no saben ayudarnos con nuestras dificultades (no saben por ejemplo valorar la postura en una toma o detectar un frenillo), si no que hacen gala de muy poca profesionalidad, haciendo juicios de valor y dando consejos no solicitados a cerca de asuntos que no son de su incumbencia, como pueden ser la organización familiar, la participación del padre y otros miembros de la familia en la crianza del bebé o la forma elegida para dormir. 

Otros comentarios fuera de lugar que las madres reciben por parte de los pediatras de sus hijos, hacen referencia a su capacidad para amamantar, minando su seguridad en sí mismas o que critican su decisión de seguir amamantando en determinadas circunstancias, basándose tan sólo en su opinión personal y sus prejuicios.

Estos son algunos ejemplos de comentarios:

¿Tan grande y aún con la teta?

¡Lo que tiene es vicio!

¿Embarazada y dando teta? Lo tuyo es muy fuerte.

¿Piensas darle la teta toda la vida?

¿Te crees que te van a hacer un monumento por darle tanto tiempo teta?

No son frases dichas por una vecina o por la panadera, son dichas por un sanitario, en una consulta médica. Son frases cargadas de ignorancia y desprecio, dichas por una persona que debería mantener una actitud respetuosa en todo el momento hacia el paciente al que tiene que atender.

Cuando además somos conscientes o tomamos consciencia de que es práctica habitual el que los médicos reciban “regalos” de la industria farmacéutica a cambio de prescribir sus productos, una no puede sino recelar a cerca de las motivaciones de esos doctores para denostar la lactancia materna y no cumplir con su obligación de velar por la salud de sus pacientes.

Porque la leche en polvo, no es, ni nunca será igual ni mejor que la lactancia materna, por lo que dar publicidad y promocionar la leche artificial sin necesidad, supone comprometer la salud de los niños. Los médicos no pueden hacerlo, es ilegal, y si encima obtienen algún beneficio con ello, además es inmoral.


Por eso, hoy y durante toda esta 
SEMANA MUNDIAL DE LA LACTANCIA MATERNA,
le gritamos NO a la #lactanciaxdinero. 

No comprometan nuestra salud, no boicoteen nuestras lactancias. 

Recíclense y ayúdennos.


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