miércoles, 6 de mayo de 2015

¿SOY BUENA MADRE?

Como comentaba en mi entrada: MALAS MADRES, todas nos hemos visto juzgadas y condenadas por malas-madres en alguna ocasión por propios y extraños, pero ¿nosotras creemos de verdad que lo somos? Existe incluso una comunidad virtual que se auto denomina así: EL CLUB DELAS MALAS MADRES. Esta claro que ninguna somos perfectas, de manera que no somos siempre buenas madres pero tampoco somos siempre malas. Cada cual tenemos en esto de la maternidad, nuestros días buenos y nuestros días malos, nuestros puntos flacos y nuestros puntos fuertes. Algunas podemos ser más chillonas que otras, otras descuidamos la higiene infantil o tiramos de comida precocinada más habitualmente de lo que sería ideal, unas damos el pecho y otras no, unas nos tiramos al suelo a jugar con los críos mientras que otras aborrecemos hacerlo. Todo depende de cuales sean las cosas a las que damos más importancia, de cuales sean nuestras prioridades.

Recuerdo una conversación que tuve hace años en el metro con una compañera de trabajo, por entonces Ángel mi primogénito tendría 6 o 7 meses. Mi compañera también era madre de un niño más mayor, de unos 4 años. Recuerdo que me dijo algo así como que: “siempre te queda la duda de si lo estás haciendo bien”. Me preguntó si yo no sentía eso y la verdad es que en ese momento no se me pasaba por la cabeza que pudiera hacer algo distinto, algo mejor de lo que estaba haciendo con mi hijo. Yo no tenía referencias en esto de la maternidad más que lo que había vivido siendo hija de mi madre. Esta era mi única influencia, lo que hicieron conmigo, tanto para bien y quería repetir, como para mal y no quería hacer con mis hijos. Pero no tenía con quien comparar. Era la primera de mis amigas en tener hijos. No tengo apenas familia por lo que no he podido ver como mis tíos criaban y educaban a mis primos, ni como hermanos o hermanas hacían lo propio con mis sobrinos. Tampoco había investigado al respecto por lo que no fue hasta que empecé a navegar por internet en busca de explicaciones sobre el porque seguía sintiéndome mal meses después del parto, que descubrí que existían miles de maneras distintas de hacer las cosas. Fue a partir de ese momento en que empecé a cuestionárme las cosas, a cuestionárme a mi misma y me plantee por fin esa pregunta: ¿soy una buena madre? Un tiempo después empecé a hacer las cosas de manera diferente a como las había hecho hasta entonces.

Cuando solo conocemos un camino no hay lugar para la duda. Estamos tranquilos porque no tenemos que plantearnos decidir pues ya está todo decidido. Lo incomodo es tener que elegir, exponerse a equivocarse y a la crítica del entorno cuando nos salimos de lo establecido.

Leí un libro que se llamaba: “Nuestros hijos y Nosotros” que describe distintos tipos de crianza en distintas épocas y culturas. Es muy interesante ver las diferencias entre unos sistemas y otros y la explicación a estas diferencias, el porque es así y las repercusiones, lo que se persigue y lo que se consigue poniendo en práctica cada uno de ellos. Este libro ilustra como no existe un único camino y como nosotros podemos construir el nuestro propio, el que se acomode a nuestras circunstancias y nos haga sentir bien.

Creo que la clave está en eso, en intentar que todos en casa nos sintamos bien y que cuando nuestras circunstancias sean un impedimento para ello nos esforcemos en cambiarlas. Dejar de lado “lo que se ha hecho siempre” y el miedo “al que dirán” para hacer aquello que sintamos que nos hace felices y hace felices a nuestros hijos.

Ser padre/madre no es fácil, siempre lo digo. Hay que hacer equilibrios todo el día teniendo en cuenta muchos factores, hay que convivir con personas y personitas con su propia personalidad, sus necesidades y sus deseos diferentes, se producen situaciones conflictivas que muchos no sabemos solucionar, o no lo hacemos de la mejor manera. Creo que en lineas generales las madres nos esforzamos siempre por mejorar, por hacer lo que creemos que es mejor para nuestros hijos aunque a ellos no se lo parezca y nos lo hagan saber como hizo el mío pequeño al escribirme esto
Jesús haciendo sus primeros pinitos con la escritura
Suerte que siempre podré recurrir al libro del doctor José María Paricio para subirme la moral tras estas muestra de “afecto” de mi progenie.


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