jueves, 28 de octubre de 2010

DEMASIADO PEQUEÑOS


La excedencia por cuidado de niños pequeños termina cuando estos cumplen tres años. Las guarderías sólo los “guardan” hasta que tienen esa misma edad.

Por lo que, si en casa los dos padres trabajan, y no tienen un abuelito dispuesto a cuidar del pequeño, no queda más remedio que escolarizarle, aunque la Educación Infantil (de 3 a 6 años) no es obligatoria (de momento). Las circunstancias mandan, pero el hecho de que nosotros necesitemos que alguien se encargue de cuidar a nuestros hijos mientras vamos a la oficina, no significa que eso sea lo mejor para ellos. Les decimos que van a ir al “cole de mayores” y tratamos de convencerles y convencernos a nosotros mismos de que ya son mayores, pero en realidad no lo son.

Con 3, 4 y 5 años siguen siendo demasiado pequeños para:
  • Tener que levantarse todos los días tan temprano.
  • Tener que estar mucho tiempo sentados “trabajando”.
  • Estar tantas horas alejados de sus padres.
  • Tener unas jornadas tan largas o más que las de los adultos.
  • Recordar lo que han hecho durante el día para poder contárnoslo.
  • Poder encontrar las palabras para decirnos lo que les ha pasado durante esas horas y cómo se han sentido.
  • En ocasiones, tener que recorrer largas distancias en medios de transporte para llegar al cole.
  • En ocasiones, para poder controlar los esfínteres y haber abandonado definitivamente el pañal.
Primer día de cole del pequeño.
La mayoría de los centros se muestran bastante inflexibles en sus condiciones y en su funcionamiento y fuerzan con ello a que los niños se muestren más independientes de lo que su corta edad les permite.

Tienen unos periodos de adaptación ridículos por lo insuficientes, tras los cuales no queda otra que ver cómo los profesores arrastran hasta las aulas a niños que todavía no están preparados para ser escolarizados, mientras estos lloran y tratan de aferrarse a las piernas de sus padres.

Si un niño pone pegas a la comida del comedor, se le reprende y se le obliga, porque “hay que aprender a comer de todo” convirtiéndose así el momento de la comida en un suplicio para el pequeño.


Si un niño todavía no controla los esfínteres, se le prohíbe usar pañal y se insta a los padres a “enseñarle” a usar el váter, en lugar de respetar su ritmo madurativo y esperar a que él mismo “aprenda” sólito a hacerlo.

Tenemos unas expectativas muy poco realistas en cuanto a qué podemos esperar de los niños en función de su edad, haciendo sufrir en el camino a aquellos que van un poquito más lento que los demás en la adquisición de su autonomía.

En el metro de camino al cole.
Más que a aprender a leer, escribir o pintar, a esas edades lo que debería primar es el respeto a la individualidad, potenciar sus cualidades y dejarles libertad para crear y experimentar. También deberíamos darles muchos mimos y hacer que sus días sean divertidos e interesantes. Pero en lugar de eso, se impone el orden, la disciplina, y con ellos el aburrimiento. Se busca la “estandarización”; que todos terminen siendo iguales, haciendo las mismas cosas, y pensando de la misma manera. Y este es el comienzo de su larga vida escolar…

Si la familia puede organizarse, sería bueno no llevarles todos los días (recuerdo que no es obligatorio), o llevarles sólo por las mañanas, para que puedan comer y descansar en su casa. Tienen muchos años por delante de deberes y exámenes como para empezar a estresarles tan pronto.

Además, no sólo se aprenden cosas entre las cuatro paredes de las clases, sino que hay todo un mundo fuera que descubrir de nuestra mano.

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