miércoles, 20 de mayo de 2015

EL PARTO DESEADO, UN PARTO FELIZ

Ahora en lugar de hablar de la lucha o búsqueda de un parto respetado se está utilizando el término parto libre o en libertad. Yo no entiendo muy bien cual es la diferencia entre un concepto y otro, debe ser porque hace ya un tiempo que no estoy tan en contacto con este movimiento. A mi como activista lo que me mueve a hablar del tema y a trabajar proporcionando información a las mujeres en la medida de mis posibilidades es conseguir que las madres tengan “buenos” partos y los bebés “buenos” nacimientos. Pero claro, la “bondad” de cualquier cosa es relativa y depende del ojo de quien mire.

Está claro que no existe un único parto ideal. Existen tantos tipos de parto como mujeres. Cada mujer tiene sus propias expectativas respecto al parto que dependen de su nivel de información, miedos, experiencias previas, condicionantes y circunstancias personales. La valoración del parto dependerá del nivel de adecuación de esas expectativas a la realidad, si logramos o no conseguir que el parto fuera como lo pensamos o soñamos y los motivos que hicieron que el parto fuera como finalmente fue.

Cuando una mujer no sabe, ni quiere saber, cuando no tiene expectativas, puede que le valga cualquier tipo de parto. Cuando una mujer tiene miedo y desconfía de si misma y del proceso, valorará un parto en el que todo esté controlado al milímetro y querrá terminar cuanto antes sea como sea. Si el parto se tuerce, la percepción, sensaciones y sentimientos de la mujer al respecto serán muy diferentes si el problema era inevitable a si fue provocado por una mala atención, si fue bien tratada e informada a si lo vivió todo desde el desconocimiento y la incertidumbre.

birth-Amanda Greavette
Así que dado que no existen las verdades absolutas y no se puede ni debe pontificar respecto a la calidad del parto, en tanto que su valoración es subjetiva, voy a hablar de lo que yo considero un “buen parto”. Para mi un buen parto es un parto sano y seguro, tanto para la madre como para el bebé, y en circunstancias normales, si no hay ningún problema que lo contraindique, esto es un parto fisiológico y vaginal sin intervenciones innecesarias. Especificando más, desde el punto de vista físico y técnico, lo ideal sería un parto no demasiado largo ni doloroso, tranquilo y sin dificultades. Desde el punto de vista emocional, sería un parto confiado, en el que conozcamos y apreciemos a quienes nos rodean y en el que nos sintamos cómodas y protagonistas de lo que ocurre. Por último, sería un parto sin secuelas físicas ni emocionales, sin heridas, cicatrices ni separaciones.

Soy consciente de que este parto así descrito, en tanto en cuanto “perfecto”, al menos para mi, puede ser dificil de conseguir, no sólo porque existan impedimentos externos, si no también por el efecto de la suerte, que podría no sonreirnos precisamente ese día a pesar de que las condiciones para el parto sean las adecuadas respecto al entorno, atención y compañía. Pero aún así creo que es algo a lo que toda mujer debería aspirar y por ello no consigo comprender a quienes desean otra cosa, como por ejemplo una cesárea programada sin necesidad. No discuto que tengan derecho a preferir otra cosa diferente a la que yo considero óptima pero me apena que su elección sea algo objetivamente peor en términos de salud.

Por ello cuando veo una embarazada siempre pienso que ojalá sepa lo que quiere, que ojalá no se conforme con cualquier cosa, que su parto soñado sea de verdad un buen parto, un parto que no la dañe a ella ni a su bebé y que la haga feliz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario