No conozco a nadie al que
le guste ir al dentista. Podrán ser majos y buenos profesionales,
pero cuanto menos tengamos que verles mejor. Que hurguen en tu boca
es cuanto menos incómodo y además como la consulta odontológica
sigue sin estar cubierta por la seguridad social, la visita puede
salirnos por un riñón. Por eso en casa aunque no somos tiquismiquis
con lo que comemos si que insistimos en que todos tenemos que
lavarnos los dientes y vamos a revisión cada 6 meses por eso de que
mas vale prevenir que curar, pues es mejor coger las caries a tiempo
antes de que destrocen mucho los dientes.
Ángel tiene un problema
dental llamado hipomineralización, que consiste en un defecto en
la formación de los dientes cuyos minerales no se han constituido
uniformemente, que pueden tener formas raras, son más frágiles y
tienen a acumular más la suciedad que se les queda pegada, por lo
que tienen más probabilidades de desarrollar caries y terminar
rompiéndose. Este tipo de dientes se caracterizan por tener partes
de un color oscuro amarronado. Además, le están saliendo unos
dientes definitivos muy grandes para el tamaño de su encía y aunque
hay que esperar un tiempo a ver si se recolocan, es bastante probable
que tenga que usar corrector dental para posicionarlos bien.
De manera, que la visita
al odontólogo es obligada para nosotros y todos en la familia hemos
pasado en alguna ocasión por el “sillón de la tortura”. A Ángel
le han empastado ya un par de muelas y ahora le ha tocado el turno a
Jesús. Los dos tenían cierto reparo, pero Manolo nuestro dentista
les explica todo lo que va a hacerles, va despacito y tiene bastante
paciencia. Ángel hubo un día que se revolvió un poco, porque
sintió algo de dolor, pero no quería usar anestesia. A Ángel
siempre le han dado mucho mas miedo los médicos que a Jesús, éste
último es además, por decirlo de alguna manera, un poco más
“echado pa'lante” que su hermano. Por suerte esta última vez
Ángel está perfecto asi que no le tienen que hacer nada. Mientras
esperábamos en la sala de espera a que terminase su hermano, Ángel
se entretuvo leyendo este tebeo. ¡No podía venir más a cuento!
Yo creo que para todos es un mal trago ir al dentista jeje besos
ResponderEliminarSi, nos afecta a los nervios y a la cartera, jaja. Y los pobres niños lo llevan peor. Ojalá no tuviéramos que ir nunca. Besitos
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