Que los niños lloran es un hecho, que los hermanos se pelean también.
En mayor o menor medida los hermanos suelen discutir.
En este post recopilo los motivos más frecuentes de pelea entre mis vástagos.
Resumiendo mucho, el motivo principal es la competencia. Me fastidia admitirlo pues nunca he querido, ni soy consciente de haberles educado para competir en general, ni entre ellos en particular. Pero la realidad es que compiten tanto por los recursos (de todo tipo) como para demostrar ser el más, el mejor. Algunos ejemplos de peleas competetitivas de mis hijos son:
- Establecer el turno para jugar.
- Ser el primero en apretar el timbre o el botón del ascensor.
- Por el espacio en el lavabo cuando se cepillan los dientes.
- Por los juguetes.
- Por coger la última aceituna del plato o el último calippo del congelador.
Dice mi suegra que llegó a tener que contar los garbanzos de los platos de mi marido y sus dos hermanos, para que no cupiera la menor duda de que todos tenían exactamente la misma cantidad.
Una amiga me contó que sus hijos armaron una de cuidado en la biblioteca pública peleándose por el mismo libro, con el consiguiente sofoco para ella por el ruido que estaban armando ¡Con la de libros que hay para elegir! Daba igual que se lo fuesen a llevar a casa y pudieran usarlo ambos, el tema era competir por el libro de marras.
El segundo motivo de fricción son las diferencias de opinión y es normal, son muy diferentes por lo que no pueden estar siempre de acuerdo. Pero una cosa es no estar de acuerdo y otra enfadarse o pelearse por ello. A veces pienso que se empeñan en llevarse la contraria solo por fastidiar al otro. Esto ocurre por ejemplo cuando les pregunto qué película quieren ver en la sobremesa. Nunca, nunca, nunca eligen la misma. En ocasiones he terminado por no poner ninguna ante su imposibilidad de llegar a un acuerdo, pues ninguno quiere ceder y ver la que quiere el otro. Pero claro, estando al borde de unas terceras elecciones por falta de acuerdo entre nuestros políticos, los adultos no estamos en condiciones de exigirles a los niños que hagan algo que parece que nosotros mismos no somos capaces de hacer.
El tercer motivo sería la confianza, esa que dicen que da asco. Te levantas con el pie torcido y ¿a quién encuentras en tu camino para desahogarte? Pues a tu hermano que es el que te pilla más cerca. Es lógico que haya desencuentros entre dos personas que se ven todos los días durante muchas horas. El roce hace el cariño pero también puede producir urticaria. Y ya que tenemos el día refranero, también dicen que “los amores más reñidos son los más queridos”, así que puede que después de todo, los hermanos se quieran más de lo que dan a entender con sus peleas.
Se pelean por todo lo que has dicho y también: por darme el primer beso o el último, por que me abroches a mi antes en el coche, por llevar el carro o la cesta ( y dos cestas vale, pero dos carros paso jajaja), porque leas mi cuento y no el suyo (cuando los dos cabritos saben leer), porque el/ella tiene un ml de leche en su vaso más que yo, porque está a mi lado, porque me ha rozado, porque me está respirando al lado (jooooder, esto es para ahorcarse ya jajajaj), y por supuesto, por los dibujitos de la odiosa tele, porque los que a tí te gustan son una mierda y los que me gustan a mi son los que más molan. Y podría seguir hasta el infinito. Pero luego no saben estar separados...
ResponderEliminarjajajaja. Vamos por partes: que se abrochen solos o no les lleves a ningún sitio. La compra por internet. La tele te la cargas de un martillazo. Para las otras cosas no se me ocurre solución, jeje. Ánimo!!
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