Todo cambia y el tema de los regalos navideños no es una excepción. Yo al menos, sí que encuentro diferencias entre los “Reyes Magos” de mi infancia y los de ahora.
Para empezar, cuando mi generación éramos niños, los Reyes eran los verdaderos Reyes - valga la redundancia - de las Navidades. No tenían competencia alguna. Papá Noel era un segundón que pintaba poco en las celebraciones de nuestro país. Quienes cortaban el bacalao de los regalos eran los de Oriente, mientras que el gordinflón norteño tenía una presencia residual y anecdótica en los hogares españoles. Hoy por hoy, Papá Noel ha ganado mucho terreno, y es rara la casa en la que no haga una parada técnica con sus renos y deje alguna que otra sorpresa. El motivo es, sin duda, que los niños pueden disfrutar de esos regalos durante todas las vacaciones navideñas, mientras que los Reyes llegan demasiado tarde, cuando los pequeños tienen que regresar de nuevo al cole y a las rutinas diarias. Las pegas son dos. Primero que el gasto en regalos se duplica, porque aunque sea una cosa pequeña, algo deben poder encontrarse esos dos días cuando se despiertan, pues esperan que así sea. También que ambos deben comunicarse y coordinarse para saber quien deja qué a cada niño.
Montados en el trineo de Papá Noel. |
Por otro lado, en mi caso particular, los Reyes eran esperados con mucha ilusión, casi como agua de mayo, pues a lo largo del resto del año, mi hermana Paloma y yo, apenas recibíamos juguetes salvo en nuestros cumpleaños. Ahora, mis niños no es que estrenen cosas todos los días, pero sí que consiguen de vez en cuando alguna cosilla de sus abuelos, o incluso se la compran ellos mismos, cuando se les antoja algo, maquinando entre ellos y juntando dinero de sus huchas para hacerlo. De manera que, no digo que no les haga ilusión ese día, que si que les hace, sobre todo por la parafernalia de los zapatos y la intriga de lo que les traerán, pero sin duda el efecto ya no es el mismo que el de antes.
Renos cargaditos de regalos. |
Ahora hay una oferta de juguetes infinitamente mayor que cuando nosotros éramos pequeños. A parte de las muñecas y los coches de toda la vida, están los aparatos electrónicos y los videojuegos. Cualquier serie de dibujos animados o película infantil tiene 1.000 cosas de merchandising. Existen además 800 canales de televisión con sus consiguientes espacios publicitarios, por lo que los niños son bombardeados con miles de anuncios. De manera que llega un momento en que los niños no saben ni siquiera que pedir. Esto es lo que le pasa a mi hijo pequeño. Su hermano, por el contrario, se lo pediría todo. Ambas situaciones plantean serias dificultades a los regaladores, que se ven inmersos en una problemática complicada de gestionar. Me da también la sensación, de que los precios son más elevados que antaño, y Papá Noel y los Reyes deben tener problemas financieros para satisfacer las demandas de los pequeños.
Sin duda, la tarea de los “regaladores” no es fácil. Hacían y hacen un gran trabajo, por lo que es de agradecer su esfuerzo por hacer, en cada momento, felices a los más pequeños de cada casa.
¿Quién os visita en vuestra casa? ¿Los Reyes o Papá Noel?
¿Habéis hecho ya vuestras cartas?
Hola. me sentí identificada con tu reflexión con los Reyes d en uestra infancia y los de hoy en día. En mi casa mis hijas reciben regalos en las dos fechas. De todas forma creo que los niños de hoy en día no esperan los regalos con tanta emoción como nosotras en nuestra niñez. Con la excusa de que puedan jugar se los adelantamos en Papá Noel. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas porque también soy madre. En este momento tengo un blog dedicado a los jóvenes y Educación que te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ . Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.
ResponderEliminarMuchas gracias! Sé bienvenida! Me paso yo también por tu blog. Saludos.
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