He encontrado muchas
similitudes entre la maternidad y la adopción de
una mascota. Vaya por delante que tengo muy claro que son cosas
distintas y en mi opinión no intercambiables. No empatizo con
quienes deciden no tener hijos pero en cambio tienen mascotas a las
que tratan como tales. Mi poca experiencia con animales es suficiente
para poder entender que se puede coger mucho cariño a tu mascota,
pero creo que la experiencia de ser madre/padre no es comparable con
ninguna otra, aunque tener un animal implique también asumir una
responsabilidad y pueda establecerse un vínculo emocional con esa
criatura.
Para empezar diré que al
ser primeriza en estos lares he sentido a veces angustia e
inseguridad. Tuvimos problemillas para que Poly identificase
la caja de arena como el lugar adecuado para “hacer sus cositas”.
Hubo de un par de “accidentes” y llegué a agobiarme pensando que
no iba a aprender nunca, pero gracias a la inestimable ayuda de mi
hermana y otras amigas “gateras”, sus consejos, mi intuición
y la del propio gato conseguimos salir del atolladero. Muchas madres
vivimos con nuestros bebés situaciones parecidas y ante las dudas y
las dificultades es valiosísimo contar con una “tribu” a
la que poder consultar, con la que desahogarse y en la que encontrar
apoyo.
Por otro lado, también
he visto que al igual que con la maternidad, en este tema, y supongo
que en muchos otros, cada maestrillo tiene su librillo. De la misma
manera que a las madres nos llegan mensajes y consejos
contradictorios a cerca del cuidado, la crianza y educación de
nuestros hijos: “cógelo en brazos” vs “no lo cojas que se
acostumbra”, “dale de comer a demanda” vs “dale de comer con
horarios”, etc., respecto al gato también he recibido muchas
directrices en ocasiones opuestas, sobre la cantidad y variedad de la
comida, el tipo de recipiente para la misma, las zonas en las que
puede o no gustarle al animal que lo toques, etc. Al final la
conclusión es que cada gato al igual que cada niño es diferente
y que la manera de acertar es probar y de nuevo seguir tu instinto,
tratando de encontrar el equilibrio entre lo que el
gato/niño pide y lo que creamos que es más adecuado
para él.
No sé que tal lo
estaremos haciendo, pero siento que el animal se siente muy a
gusto en nuestro hogar y que toda la familia está muy feliz
de contar con él entre nosotros, así que aprobar, aprobamos seguro.
jejejejejeje Doy fe de que ha sido un trabajo arduo, pero como con los niños, al final tiene su recompensa!!!
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