Me encanta la Fiesta de San Isidro. En casa no somos religiosos pero nos hacen especial ilusión estos días de fiesta en nuestra localidad. A mí particularmente (al contrario que a mi marido, jeje) me encanta ir a la Feria, me gusta el bullicio, el olor a fritanga, ver los puestos, comer rosquillas típicas, etc. Esta fiesta me gusta más desde que tengo niños y vamos a la Pradera con ellos. Me gusta llevarlos a montar en las atracciones, que el último día de Feria cuestan la mitad, me gusta comprarles y comprarme “helados de churrito” que sólo encontramos allí (esto se ha convertido en una tradición para nosotros), y sobre todo me gusta verles vestidos de chulapo pues están guapísimos. Además al celebrarse en Mayo con suerte podemos disfrutar de unos días de fiesta de primavera luminosos.
Esta es la única fiesta que celebran en el colegio de los niños así que el traje de chulapo es obligado. Os podréis imaginar la de trajes de chulapo que he tenido que comprar a lo largo del tiempo. Trajes de todas las tallas que el pequeño ha ido heredando. Este año le toca al mayor estrenar uno nuevo porque el del año pasado ya no le cabe.
En el cole siempre bailan chotis con sus compañeras y toman limonada o chocolate con rosquillas y barquillos. Además les pilla en plena época de plantación del huerto con lo que les viene al pelo para hablar de San Isidro labrador el patrón de nuestra comunidad.
Y claro, no pueden faltar las fotos de rigor de todos los años. Sus fotos de chulapos las guardo con mucho cariño. Son geniales para comprobar cómo han ido creciendo a lo largo de los años.
¿A que están para comérselos?
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