lunes, 6 de septiembre de 2010

BONITAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES


Hace pocos días cumplió dos años la segunda hija de una gran amiga y estupenda mujer. La niña se llama Eugenia. Su nombre significa “buen nacimiento” y ciertamente tuvo un nacimiento amable, muy diferente del de su hermana mayor que terminó siendo cesárea, una cesárea evitable y dolorosa como la mayoría de las que se practican en este país. Gracias a Eugenia, su madre disfrutó de una segunda oportunidad para demostrar y demostrarse que ella es capaz de parir y que podía hacerlo divinamente. Y lo hizo. Y el parto fue suyo: de ella y de su hija.
Dos años más tarde, Eugenia juega con mi Jesús, le da de comer (y él se deja…) y le llama “bebé” aunque tan solo es cuatro meses más grande que él. Tienen en común que Jesús también tuvo un nacimiento bonito. Sus madres peleamos por que se nos respetase en nuestras decisiones y tomamos las riendas de nuestra salud. El resultado fue que los cumpleaños de nuestros segundos hijos son una doble celebración: el día de su nacimiento y el día de nuestro parto. Un día para recordar con una sonrisa en los labios y el alma plena de satisfacción.
La foto que ilustra esta entrada es la prueba de que podemos hacerlo. Podemos parir.
¡Felicidades familia!

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