miércoles, 18 de noviembre de 2015

EXTRAESCOLARES ¿SI O NO?

Cuando se habla del tema de los deberes escolares, bien sea en foros de discusión en internet o en cualquier otra reunión con padres y/o profesores, enseguida sale el tema de las actividades extraescolares, bien sea para denostarlas por innecesarias y/o excesivas y culparlas de que los niños no tengan tiempo suficiente para dedicar a las tareas encomendadas por el profesor, o para defenderlas como alternativa a unos “deberes” que son más de lo mismo, una continuación de lo que se hace en clase que no aporta nada nuevo. ¿Cuál es mi opinión?

Yo opino que las extraescolares no se llaman así sólo porque tengan lugar fuera de la jornada escolar. Creo que se llaman “extra” porque son, o deberían ser, algo complementario a la enseñanza reglada y oficial. Si bien es cierto que de momento, nosotros no hemos sentido la necesidad de recurrir a ningún tipo de clase de refuerzo, en general, huimos de ese tipo de clases. Cuando he apuntado a mis hijos a alguna actividad, ha sido a algo que no tiene nada que ver con lo que hacen en el colegio.

Por varios motivos:

  1. El principal es que supongo que se aburrirían como setas. Ya dedican suficiente tiempo por las mañanas a estudiar matemáticas o ciencias de una manera “tradicional”.
  2. Porque los niños tienen derecho a experimentar y aprender cosas diferentes, a las que el gobierno de turno establece como necesarias y obligatorias, en la ley educativa vigente en cada momento. Y fuera del horario escolar tienen derecho a aprenderlas donde quieran y cuando quieran.
  3. Porque la educación adolece de muchas deficiencias, no aborda aspectos que considero importantes o no les dan el tiempo que yo considero suficiente.

Por eso, siempre que pueda permitírmelo, mis hijos lo quieran, y no suponga un excesivo desgaste para ellos, yo si soy partidaria de llevarles a extraescolares.


¿De qué tipo?:
Jesús en The Climb Kids
  • Actividades deportivas, que les hagan moverse, pues pasan demasiado tiempo sentados. No sólo hay que “entrenar” la mente si no también el cuerpo, para tener agilidad, flexibilidad, reflejos, etc., y en definitiva para estar sanos.

    Mis hijos van desde siempre a Natación porque creo que tener contacto regular con el agua y nadar, es bueno y relajante para ellos. También estuvieron apuntados un año a Capoeira, un deporte muy completo y divertido. Desde septiembre Jesús se está iniciando en la Escalada y está encantado de poder subirse por las paredes cual lagartija.
  • Actividades artísticas: música, pintura, teatro, baile, etc. Con la nueva ley, se han visto reducidas las horas lectivas empleadas en estas materias, privando a los niños de profundizar en estos aspectos tan entretenidos y creativos de nuestra sociedad y cultura, cuando sin embargo está demostrada, por ejemplo, la importancia de la música para el desarrollo del cerebro humano y nuestro bienestar.

  • Existen talleres muy originales e interesantes a cerca de cosas que no se trabajan en las aulas:
         Talleres de robótica y programación como los de Kids&Chips.

         Clases de conversación en otras lenguas como las de Hello English Madrid.

         Clases de ajedrez y otros juegos.

         Talleres de cocina como los que se hacen en la Cocinita de Mamá Campo.

         Talleres de arquitectura adaptados a los más peques como los de Chiquitectos.
                    
         Talleres de Inteligencia emocional como los que se imparten en Crece Bien.

Cosas como la informática, la gestión de las propias emociones, el conocimiento de nuestro cuerpo o el dominio de las artes culinarias son fundamentales para nuestra vida adulta y sin embargo no están contempladas en los programas educativos. Por eso creo que, cada familia debe poder organizarse como quiera/pueda, de puertas a fuera del colegio para brindar a sus hijos estos conocimientos. Y si yo como madre, no sé nada de informática o no se me da bien la repostería, pero a mis hijos esos asuntos les interesan, si puedo, les proporcionaré esos conocimientos con clases particulares. Por supuesto, los deberes escolares no deberían interferir en estas otras actividades, ni mucho menos impedir que se puedan realizar.

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