viernes, 16 de octubre de 2015

ANIVERSARIO DE UNA ADOPCIÓN

Hoy estamos de celebración. Hace un año que Poly vive con nosotros.


Hace un año nuestro gato vivía en los jardines de nuestra urbanización y los niños iban a visitarle y darle comida. Convivía con lo que creíamos que era su hermana, a la que llamaban Negrita, un gatito negro como Poly pero algo más pequeño que él, que luego adoptaron otros vecinos, descubriendo que se trataba también de un macho. Su hermana/o era más arisco y no se dejaba acariciar fácilmente. Poly en cambio se restregaba en tus piernas a la primera de cambio. Eso hizo conmigo cuando fui a conocerle y con ello me enamoró.

No me conocía de nada pero ¡se acercaba a mí y me dejaba tocarle! Eso para alguien como yo que nunca había tenido animales y que me inspiran respeto cuando no miedo, fue una experiencia nueva muy agradable. Nosotros le bajábamos lonchas de pavo y le encantaban, probablemente por eso empezó a seguirnos a nuestra casa.




Mis hijos nos pedían quedarnos con uno de los dos. De hecho Jesús había pedido como deseo de año nuevo tener un gatito y al final su deseo se hizo realidad. Hoy hace justo un año, antes de irse al cole, mis hijos bajaron a darles de desayunar y de nuevo Poly les siguió hasta casa. Me asomé a una ventana y le vi allí abajo contoneándose. Cuando le llamé por su nombre, miró hacia arriba con esos enormes y preciosos ojos verdes amarillentos, me vio y maulló. En ese momento supe que no había vuelta atrás. Le dije a mi marido que lo subiera y así fue como entró a formar parte de nuestra familia.


Al principio tuvimos algunos problemillas con el tema de las deposiciones, el pobre estaba despistado, no sabía muy bien donde tenía que hacerlas y se le escaparon varias veces en sitios inadecuados. Pero salvo un accidente puntual, tiempo después, que no vino a cuento, ya no ha vuelto a manchar nada.


En diciembre entró en celo y empezó a marcar su territorio, usase a hacerse pis en nuestra casa, así que tuvimos que esterilizarle. El pobre vino de la clínica veterinaria todo grogui por la anestesia, oliendo mal y con mucha hambre. Comió pero luego vomitó: ¡todo un espectáculo! A pesar de estar mareado y no controlar, insistía en subirse a los sofás como siempre y tuve que estar pendiente de él esa noche para evitar que le pasase algo malo.

¿Cómo es Poly? Pues es cariñoso solo cuando quiere. Sobre todo lo es conmigo, a quien prefiere sobre todos los demás miembros de la familia. Supongo que es porque le respeto y no le doy demasiado la tabarra, al contrario que mis hijos que están todo el día detrás de él. La frase: “X dejalgato” es ya trending topic en mi casa. Estoy cansada de repetirla y ganas me dan de grabarla y darle al play cada vez que lo necesite, que son muchas veces. Es encima de mi donde prefiere tumbarse a descansar, me persigue por toda la casa haciéndome tropezar, le gusta sobre todo acompañarme en el baño mientras me lavo los dientes y me da toquecitos en las piernas con sus patitas cuando estoy cocinando para ver si le doy algo de comer.

Poly es largo y estilizado, aunque últimamente ha cogido un poco de peso porque se ha aficionado a los palitos de cangrejo y como soy una “madre consentidora” se los doy. Por suerte casi no suelta pelo en comparación con otros gatos.


Curiosamente casi todas nuestras amistades más íntimas son alérgicas a los gatos, así que algunos directamente no pueden venir a casa por “culpa” de nuestra mascota, pero vamos nosotros a las suyas y listo. Tiene las uñas largas y no sé porque, casi siempre fuera de sus almohadillas, por lo que se le enganchan con facilidad en cualquier cosa, incluida nuestra piel. Además es aficionado a mullir cuando está a gusto por lo que hay que tener cuidado para que no te deje marcas.


No es nada miedoso ni necesita demasiado esconderse. Le encanta mirar por las ventanas. Hemos puesto unas mosquiteras en las ventanas porque tengo miedo de que se caiga y se haga daño o que se escape y no lo volvamos a ver.
Por las mañanas rasca nuestras puertas para despertarnos. Me encanta que se suba a mi cama por la mañana a darme cariñitos. En alguna ocasión incluso ha dormido con Ángel.

Es un gato raro porque le encanta el agua. Ha llegado a meterse incluso en la bañera. A veces le dan “voluntos” y se echa unas carreras tremendas por el pasillo, subiéndose incluso por las paredes.
Me está quedando un post largo, pero es que podría estar hablando de mi Poly eternamente. Le tengo mucho cariño y estoy muy contenta de haber decidido adoptarlo hoy hace un año.

Nosotros le hemos dado un hogar calentito y cuidados. El nos da mucha compañía y momentos divertidos y tiernos para recordar. Si pudiera adoptaría a muchos más.


¡Muchas felicidades Poly!

4 comentarios:

  1. Es genial que sobre todo, sea adoptado. Hay muchísimos animales en la calle o abandonados que necesitan un hogar y luego son super agradecidos...
    :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si. Por mi barrio hay muchos gatitos y gente que les alimenta pero se les ve enfermos y dan mucha penita. Poly tiene suerte y nosotros también de tenerle.

      Eliminar
  2. Que felicidad ver a un gatito adoptado. Yo adopté dos hace ya 10 años. El problema es que con la ruptura, pasamos un momento difícil y al final han terminado con mi ex. Pero sé que están muy bien cuidados.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya! Lo siento! Siempre puedes adoptar de nuevo, no? Un saludo.

      Eliminar