martes, 3 de febrero de 2015

CIENCIA, SENTIDO COMÚN Y RESPONSABILIDAD

Ciencia, sentido común y responsabilidad. Esto es lo que le falta a este señor y a su execrable libro por lo que podemos deducir de la presentación del mismo. Por eso te pido que firmes esta petición para que a este señor se le caiga el pelo por decir tantas barbaridades.

La lógica me incita a pensar que las Autoridades Sanitarias y sus Recomendaciones deberían ser la tabla de la ley para quienes ejercen la medicina. La realidad se empeña en demostrar que no es así en muchas áreas de la misma. La novedad, lo que asusta e indigna de este caso es que un profesional contradiga abierta, deliberadamente y sin ningún tipo de vergüenza dichas recomendaciones, saltándose en el camino no sólo las conclusiones de cientos de estudios científicos si no también el más simple y evidente sentido común.

¿Destetar a un bebé de 4 meses, para darle leche de vaca en lugar de leche humana? ¿De verdad se creé que es más sano para un ser humano tomar la leche de otra especie antes que la propia? ¿Problemas con las papillas? ¿Quién dice que las papillas sean buenas y/o obligatorias?

Me gustaría saber que estadísticas y estudios maneja para hacer afirmaciones como estas:
“¿Acaso un niño de dos años de edad medio desnutrido, con estigmas raquíticos y anémico, no es una “víctima” del actual dogmatismo? Y eso sin hablar de los complejos de Edipo severos que están aflorando ante amamantamientos tan prolongados.”

Que no digo yo que no pueda haber un niño de pecho malnutrido, igual que puede haberlo tomando biberón. Pero de ocurrir, habría que tomar en consideración muchos aspectos además del tipo de lactancia. Establecer relaciones causales tan alegremente y generalizarlas es algo muy osado. La ciencia no respalda estas afirmaciones y hacerlas pone de manifiesto una animadversión profunda hacia el amamantamiento, un querer desprestigiar el hecho de dar teta adrede no sé con qué propósito, como no sea el de seguirle el juego a quienes fabrican y venden la leche artificial.

La leche materna es lo mejor para los niños de 3 meses, de 6 meses, de 1 año, de 2 años, de 3 años… Los niños que disfrutan de una lactancia prolongada comen de todo, lo que les apetece comer y lo que necesitan, desde el momento en que pueden hacerlo, de igual manera que los que se alimentan con biberón, por lo que no tienen ninguna carencia nutricional derivada del hecho de seguir tomando teta. Decir otra cosa es mentir. El delito de este señor es mayor porque supuestamente es un “profesional” de la salud, en el que las usuarias depositan su confianza y por tanto puede influir y perjudicar a muchas familias con sus comentarios falsos y fuera de lugar, basados únicamente en sus propios prejuicios.

Este señor que dirige la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Infantil de un hospital también se erige así mismo en psicólogo y psiquiatra diagnosticando problemas emocionales en los niños que toman teta. Me pregunto de nuevo que conocimientos tiene, que experiencia y que estudios ha realizado para llegar a estas conclusiones, porque los que yo conozco dicen exactamente lo contrario: la lactancia materna genera vínculos fuertes y sanos, niños independientes, con carácter y resolutivos. Quizá debería analizarse a sí mismo o hacerse analizar por algún profesional competente para encontrar la raíz de su enconamiento contra la lactancia materna.

Escribir, editar, publicar, y vender este libro es un atentado contra la salud, una falta absoluta de responsabilidad por su parte. No sé cómo no se muere de la vergüenza de firmar tanto despropósito. Él debería dimitir pues ha demostrado que no tiene conocimientos actualizados ni dignidad para desempeñar su puesto. Considero un agravio que con el dinero público, el dinero de todos, mi dinero, se esté pagando a semejante ejemplar. El Ministerio de Sanidad por su parte debería promover la retirada de un libro que tanto mal puede hacer.


Como apunte personal, quiero hacer una reflexión acerca del vocabulario utilizado por este señor. Por ejemplo, “patrón oro” es una expresión que jamás he oído en referencia a la leche materna y eso que yo he leído bastante sobre este tema. Creo que este señor no sabe de lo que habla, simplemente se ha subido al carro de la lactancia materna para crear polémica y lucrarse con ello. Por otro lado, no sé a qué tipo de público va dirigido su libro, pues vocablos como “desmedro” no se utilizan habitualmente en el lenguaje coloquial, y denotan, desde mi punto de vista, una forma de hablar y entender el mundo propias de otra época. He podido leer escritos de otros “saurios” con la misma prosa florida, textos alejados del mundo actual y de su realidad, que se nota escritos por personas ancladas en el pasado, desactualizadas y sin ganas ninguna de aprender nada nuevo. Son personas que hablan para sí mismos, que les gusta escucharse repitiendo cantinelas antiguas, y que tratan de aferrarse a sus conocimientos caducos y difundirlos para lograr que no nos abandone nunca su tufo a naftalina. Lo siento por ellos, porque su tiempo está acabando y no podrán impedir que la ciencia, el sentido común y la responsabilidad se impongan en el mundo sanitario

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