Así estamos mi amiga
Rocío y yo con sus hijas y mis hijos muchas veces por las tardes:
solos en el parque. Llega el frío y los niños desaparecen de los
parques, desaparecen de las calles. Pero el mal tiempo es una excusa
relativa, pues existen otros miles de lugares en el mundo con peor
climatología que mi ciudad.
Entonces me pregunto: ¿donde están los niños? La respuesta es fácil, siguen todavía en el cole, están en sus casas haciendo los deberes o en las actividades extra-escolares.
Entonces me pregunto: ¿donde están los niños? La respuesta es fácil, siguen todavía en el cole, están en sus casas haciendo los deberes o en las actividades extra-escolares.
En nuestra casa el fin
del verano y el comienzo del cole suponen un cambio drástico en
nuestras rutinas, como supongo que ocurre en todos los hogares, pero
es que nuestros horarios y costumbres durante el curso difieren de
los de la generalidad de las familias. Mis niños salen a las dos del
cole, comen conmigo en casa y a las cuatro ya estamos listos para
salir a que nos dé el aire y aprovechar el rato que queda de luz
solar. Sin embargo los niños que salen a las 5 o más tarde no
tienen tiempo para jugar en la calle antes de que se oculte el sol. A
parte del tema de los deberes – que da para otros muchos posts- sé
que en casa, los niños de hoy, tienen a su disposición muchas
opciones para distraerse y pasar el rato: tele, internet, videojuegos
y multitud de juguetes, pero el contacto con la naturaleza, con otros
niños y el espacio libre para correr y desfogarse me parece
fundamental, por eso me deprime ver los parques vacíos.
Sería genial que las
familias tuviéramos más facilidades para propiciar más ratos de
esparcimiento a nuestros hijos, más tiempo libre gracias a unos
horarios más razonables que les permitan jugar y disfrutar del mundo
fuera de las paredes de las aulas y de sus casas.
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