miércoles, 14 de septiembre de 2011

LAS HAPPY MOTHERS

Parece que existe una guerra entre dos concepciones distintas de la maternidad: de un lado la de las “encimonistas” como diría la señora Lindo, y de otro, la de las que yo me he tomado la libertad de denominar, siguiendo el ejemplo creativo de la susodicha escritora, y por contraposición, como “despegadistas”, es decir, aquellas que quieren tener hijos, pero cuánto más lejos mejor.
No está claro quién declaró la guerra a quién, pero es seguro que está guerra no va a ganarla nadie, pues cada cual va a seguir haciendo en su casa lo que considere oportuno independientemente de lo que opinen los demás.
Yo, por mi parte, tengo otro conflicto personal: el que mantengo con las “Happy Mothers”. He bautizado así, con todo mi cariño, a esas madres felices que parecen no tener dificultades con su maternidad. Esas madres que no pierden nunca los nervios y que parece que lo tienen siempre todo controlado. Esas madres que se organizan estupendamente y que no tienen motivos para quejarse o que, aun teniéndolos, consiguen ver siempre el lado positivo de las cosas y poner al mal tiempo buena cara. En realidad, el conflicto no es con ellas, sino conmigo misma, pues me producen muchísima envidia y sobre todo me hacen sentir culpable por no ser capaz de vivir mi maternidad como ellas. Quizá esto mismo sea lo que les pasa a las “despegadistas”. A lo mejor sienten que se están perdiendo algo por poner barreras entre ellas y sus niños, pero la cultura, la rutina, o “el qué dirán” les impide cambiar su manera de entender la maternidad y vuelcan su frustración contra el mensajero, contra las “otras” que actúan de manera diferente a ellas.

Volviendo al tema del título, independientemente del tipo de crianza que hayan escogido, las Happy Mothers existen, haberlas haylas, como las meigas, al igual que existen muchas otras madres desesperadas, a ratos, como yo. ¿Qué es lo que hace que estemos en uno u otro “bando”? No lo sé. Supongo que depende de la personalidad de cada cual, de cómo sean los niños, de las circunstancias de cada momento…

Hay días en que estoy muy segura de mis ideas, de lo que hago con mis hijos, e incluso llego a sentirme orgullosa de mi misma como madre. Son esos días en los que todo funciona sin mayores contratiempos.
Sin embargo, los días en que los niños comienzan a pegarse desde por la mañana temprano, que parece que les ha sobrevenido una sordera profunda porque ignoran todos mis llamamientos o que parece que les regalan monedas de euro cada vez que dicen que NO. Esos días me gustaría dimitir como madre, coger mis bártulos y marcharme muy lejos. Justo esos días en los que me fallan las fuerzas y me siento desbordada, son aquellos en los que estoy sola con ellos. Pienso que ahora las mamás pasamos demasiado tiempo solas con nuestros hijos, en nuestros pequeños pisos de las grandes ciudades, y creo que eso no es bueno ni para nosotras ni para los niños.

Soy una “Happy Mother” cuando mi bebé me dice que me quiere, cuando el mayor me dibuja unos osos polares preciosos o cuando los dos se entretienen y se ríen juntos.Me gustaría ser una “Happy Mother” y gritar a los cuatro vientos todo el rato que la maternidad es lo mejor que hay, pero soy sincera y admito que a mí ser madre, me resulta a veces bastante duro. Me gustaría ser una “Happy Mother”, pero no siempre lo consigo.

1 comentario:

  1. Pues no, no conocía tu blog, y me gusta mucho!!! Ya lo he sumado a la cada vez mayor lista de blogs maternales que tengo en el mío.
    Un abrazo!
    Ileana

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