Y no me refiero a la famosa canción
de María Jiménez. Se acabó para mi y mi hijo la maravillosa experiencia de la lactancia. Ya se
estaba viendo venir desde hace tiempo, pero he tomado consciencia hace pocos
días. Y no hay mejor momento que este, justo ahora que se celebra la Semana Mundial de
la Lactancia, para darle a mi lactancia una bonita despedida, escribiendo sobre
ello.
Han sido cuatro años y 7 meses más
o menos de amor, complicidad y caricias compartidas. A partir de ahora, seguiremos
dándonos cariño mutuamente, aunque de otra manera.
El comienzo no fue fácil, hubo
algunas complicaciones y mucha inseguridad por mi parte. Estaba convencida de
querer hacerlo, de que era lo mejor, pero me faltaba confianza en mi misma, y
mi capacidad para amamantar. Pero no me faltó el apoyo y los consejos de muchas
personas, gracias a los cuales conseguimos vencer los obstáculos y seguir el
camino que nos trajo hasta aquí. Aprovecho este post para agradecer
personalmente a todos esos ángeles, que estuvieron a mi lado, de una u otra
manera, para ayudarnos a mi hijo y a mi a no tirar la toalla:
A Claudia
Pariente e Ibone
Olza que vinieron a verme a casa, recién parida, para decirme que lo estaba
haciendo estupendamente.
A Tuty García Modoro y Choni Gómez,
por escucharme, darme ánimos y confianza.
A todas las chicas de La Liga de
La Leche, por existir, y especialmente a Yrene
Domínguez y Araceli Pérez, por
sus reuniones en el Centro Cultural San José de Calasánz.
A Helena
Herrero por guiarme hasta mi “salvador”: Juan Miguel Rodriguez, cuyos polvitos mágicos me
acompañaron durante mucho tiempo.
Y finalmente a todas las chicas
de El Parto es Nuestro, a quienes vi
por primera vez amamantar con total naturalidad a bebés y no tan bebés, y que
han sido, y serán para mí, siempre una referencia, tanto en este tema como en
muchos otros.
Todo lo que he vivido y aprendido
de la lactancia, y a través de la lactancia, daría para un libro entero, libro
que he pensado muchas veces en escribir. Son muchas las anécdotas que he
vivido, las sensaciones que he experimentado, demasiadas para resumirlas en una
sola entrada. Esto me recuerda que tengo que escribir más en mi blog, y
plasmarlas aquí, para evitar así que se me olviden. Cómo por ejemplo le olía a
mi bebé el pis a cocido de mi madre, como me agobiaba que no quisiera el
chupete y solo se durmiera al pecho, como se desbiberonó a los 5 meses y lo
bonito que se le veía desde arriba, cuando me miraba con ojos pícaros mientras
comía.
Lo echaré de menos, sin duda. Dar
el pecho me ha hecho mucho bien, tanto física como emocionalmente. Me ha hecho
sentir importante y querida como nunca antes me había sentido. Es sin duda una
experiencia increible que recomiendo a todo el mundo. ¡Viva
la teta!
Ay, emocionadita me tienes.
ResponderEliminarPor que me recuerdas a mi hace unos meses,( Óscar se destetó en Febrero), por lo bien que lo explicas, por que me han venido a la mente las imágenes de cuando "te conocí"; Aquella mamá que veía en el parque, con sus dos bebés, uno en el pañuelo y el otro andando (me gustabas... Aunque todavía no hablábamos).
Por la alegría que me dio cuando te vi en las reuniones.
Y por las que seguro vamos a seguir compartiendo.
Besos.
Soy Yrene, pero salgo como Claudia, me da pereza intentar cambiarlo ahora.
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