Pero está claro que no siempre la lógica guía el comportamiento de los profesionales de la salud.
He leído hace poco que los recién nacidos son los que buscan con su mirada los ojos de sus madres, los que propician el encuentro y mantienen el contacto visual. Me imagino a Ángel buscando mis ojos sin encontrarlos, solito en la incubadora, extrañado echando en falta “algo”. Echándome en falta a mi.
El objetivo de esta entrada no es contaros la historia del nacimiento de Ángel, sólo quería decirles a todas las futuras mamás que:
- Vuestro bebé sigue siendo vuestro, aunque estéis en el hospital y ya no lo llevéis en vuestro vientre.
- Que es vuestra responsabilidad y vuestro deber velar por su salud y su bienestar.
- Que no pueden llevárselo a ningún sitio, ni hacerle ninguna prueba, ni administrarle ninguna medicina o alimento sin vuestro consentimiento.
- Que no os pueden prohibir estar con él mientras sea sometido a cualquier tipo de intervención.
- Que tenéis derecho, por encima de las normas de funcionamiento del hospital, a acompañarle en todo momento durante su internamiento.
- Que si no estáis en condiciones de atenderle, vuestras parejas tienen derecho a encargarse del bebé hasta que podáis hacerlo vosotras mismas.
- Que en ningún sitio estará mejor vuestro bebé, que encima de vuestro pecho.
- Que no descansareis mejor enviando a vuestro hijo al nido.
- Que ninguna mamífera permite que le sea arrebatada su cría tras el parto, ninguna salvo la humana.
- Que el mejor regalo que podéis hacer a vuestros hijos el día de su nacimiento es luchar por
¡QUE NO OS SEPAREN!
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