domingo, 1 de noviembre de 2015

¡LA FIESTA MÁS ESPERADA!

Bueno, ya pasó la gran noche, y creo que puedo decir que: ¡nuestra fiesta de Halloween 2015 ha sido todo un éxito! La pena es que estaba tan atareada con asustar a los niños y que todo quedara bien, que tengo poquitas fotos. ¡De mí disfrazada entera ninguna!


Como os conté iba de Bruja, pero este año estaba un poco vaga, no me apetecía pintarme (en realidad, lo que no me apetecía era tener que desmaquillarme después) así que opté por ponerme una máscara ¿Qué os parece? ¿Doy miedo? 

Añadidle una peluca y un vestido largo y negro...

Era muy chula porque brillaba en la oscuridad. Eso sí, se pasa un calor con ella puesta increíble. Desde ayer admiro con todo mi corazón a los que se ganan la vida disfrazándose de lo que sea, recibiendo la voluntad a cambio de hacer figuras con globos y dárselos a los niños por la calle.

Mi hermana y mi jefa colaboraron en la fiesta trayendo cositas para la decoración. Ponerlo todo nos costó mucho trabajo. Menos mal que tuve varios ayudantes excepcionales. Sin la ayuda de mi marido y de mi amiga Rosa y su hijo Adrián, no habríamos terminado de preparar las cosas nunca. 

Mi hermana en el rincón de los fantásmas

Mis hijos, nuestros invitados y todos los vecinos de la urbanización estaban ansiosos por entrar y se colaban de vez en cuando para cotillear lo que hacíamos.

Hicimos rincones temáticos con los rollos de papel: de monstruos, de fantasmas, de vampiros, murciélagos, etc. Los niños fueron pasando de dos en dos a la sala y yo les hice un recorrido por toda la estancia enseñándoles los rincones y hablando con ellos sobre qué era lo que les daba más miedo. Eran todos unos valientes y no se asustaban por nada hasta que… les hacía cerrar los ojos y meter la mano en un bol lleno de ojos. Ahí a algunos sí que les dio un poco de "yuyu" la cosa, pero como en el fondo yo soy una Bruja buena, no les hice sufrir demasiado y les regalé a cada uno, un guante relleno de palomitas y caramelos Drácula, de los de toda la vida.



Con las luces apagadas y todo lleno de velas, el ambiente era muy chulo y luego cuando todos hubieron recorrido este particular “Pasaje del terror”, encendimos las luces y compartimos “chuches”, muffins, bizcocho y “bebidas sangrientas” (lo que viene siendo de fresa, jeje).

Terminamos agotaditos todos, niños y adultos. Las fiestas como es sabido no son sólo diversión, si no también preparación y al final la “reparación”, o sea, el recogerlo todo después. Pero mereció la pena. Los niños alucinaron con la puesta en escena, sobre todo con el detalle de los ojos, y se lo pasaron genial yendo como siempre, de casa en casa haciendo el truco o trato. Algunos comieron más “guarrerías” de las recomendadas y todos volvieron a sus casas cargados de caramelos y con una sonrisa en la cara. Más no se le puede pedir a un fiesta, ¿verdad? Ahora nos toca esperar con ilusión la próxima.


¿Repetiremos el año que viene?

2 comentarios:

  1. Me encantan como lo trabajan, con tanta paciencia cosas chulas para poder lograr ese encanto terrorífico de estas fechas, me encanta que con cositas tan fáciles y nada caras se pueda lograr tan buenos resultados, y me encanta que os lo pasara super mega bien jaja Besoss

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    1. Todo reciclado y reciclable. Despegué con cuidado todos los rollos de papel para usarlos de nuevo el año que viene. Con lo que costó pintarlos, como para tirarlos!!! jajaja. Besos chicas!

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