jueves, 23 de abril de 2015

TU NO ERES UNA LAGARTIJA

Hay historias que te llegan al alma, temas que te afectan más que otros. A mi por ejemplo me agobia y entristece mucho la enfermedad del Alzheimer, ver en alguna película como alguien sufre un accidente en el que recibe una dosis letal de radiación o las tramas en las que el protagonista es un incomprendido, alguien al que los demás no creen cuando cuenta algo a pesar de ser verdad, alguien que es rechazado e injustamente tratado y sufre por ello. De esto último va a mi entender el cuento: “No eres una lagartija”, de Concha López Narváez, Ed. Anaya.

El libro trata de lo que nos hace diferentes, de como esas diferencias pueden suscitar el rechazo de los demás, de como puede afectarnos ese rechazo y como recibir cariño y una atención sincera puede paliar los daños sufridos a causa del rechazo.

La protagonista es una lagartija especial a la que los demás consideran un monstruo y eso termina convirtiéndola en un monstruo de verdad. El libro muestra como podemos construir nuestra identidad a partir de la opinión que tienen los demás de nosotros. Por eso es importante tener cuidado con lo que les decimos a los niños acerca de ellos mismos, como los calificamos, las etiquetas que les ponemos, pues a fuerza de repetirlas pueden terminar convirtiéndose en realidad. Si les decimos que son maravillosos y capaces de hacer lo que se propongan, se sentirán bien con ellos mismos y seguros de sus posibilidades. Si les decimos que son malos se sentirán mal y se comportarán mal para adecuarse a la imagen que tenemos de ellos y que les hemos forzado a forjarse de si mismos. Es el famoso efecto Pigmalion que puede darse tanto en sentido positivo como negativo.

Lo trajo mi hijo pequeño de la biblioteca del colegio, y yo sufrí mucho leyéndolo. A pesar de ello me gusta porque tiene un final feliz y una bonita moraleja. Es un libro con el que los niños pueden aprender mucho.
¿Conocías ya este libro?




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