miércoles, 11 de febrero de 2015

EL BIBERÓN NO ES LA SOLUCIÓN

Pareciera que la leche artificial en lugar de ser leche de vaca modificada en polvo fuese agua bendita procedente de Lourdes u otro manantial sagrado similar. A parte de vendernos y nosotros creernos, que no hay diferencias significativas entre la composición de ese producto y la leche materna humana y que, por tanto, supuestamente sienta igual de bien una que otra al organismo del bebé, también circulan por ahí rumores infundados a cerca de sus cualidades como somnífero. Los nuevos e inexpertos padres escuchan una y otra vez procedente de diversas y mal-informadas fuentes el mantra de que “con el biberón duermen más horas del tirón”. ¡MENTIRA!

El biberón no tiene poderes mágicos y no es la solución a todos los problemas, al igual que la teta no es la causa de todos los malestares o inconvenientes que trae consigo el cuidar de un bebé recién nacido. Los primeros meses de la vida de un bebé son duros de vivir, tanto si se le da teta como si se le da biberón. Los bebés comen cada poco, duermen de manera intermitente, lloran y no nos dejan descansar. Esto es así, y no existe un remedio milagroso que nos pueda librar de todo esto.


Muchas parejas no consiguen superar los tres meses de lactancia materna exclusiva. Hablo de parejas, porque aunque quien da teta es la mujer, el que continúe o no haciéndolo no depende exclusivamente de ella. El apoyo o la falta de el por parte de su entorno y más en concreto de su pareja influye enormemente en su determinación de seguir o no adelante con el amamantamiento.
A los tres meses más o menos los padres podemos estar al límite, llevamos mucho tiempo sin descansar bien y no vemos el final del túnel, agotados creemos que será así para siempre. Pero nos equivocamos, una fase está a punto de acabar, pero a veces no tenemos la paciencia para esperar el cambio y tratamos de forzarlo nosotros destetando. Los patrones de sueño del niño empiezan a cambiar y lo atribuimos al cambio de alimentación sin saber que ese cambio se hubiese producido igual de seguir dándole pecho. Así unos padres vamos contando a otros padres como el biberón “nos salvó”, perpetuando el falso mito de que con biberón los niños duermen mejor. Una pena.

Ángel intentando escapar de la cuna
Tampoco la cuna es la salvación. Los niños duermen como duermen, no duermen bien ni mal, duermen como es lógico que duerman a su edad. El patrón de sueño del bebé es distinto al de el adulto y tardan bastante tiempo en ser iguales. Los bebés pueden tardar mucho en dormirse y muy poco en despertarse. Algunos necesitan la succión para dormir (del pecho o la tetina de un chupete o biberón), otros necesitan el movimiento para caer roques, pero lo que siempre suele ocurrir es que notan enseguida cuando están solos y eso les lleva a despertarse, por lo que si duermen alejados de sus padres probablemente se despertaran muchas más veces que si sienten la presencia continua y cercana de sus padres. Así que no, meterles en una cuna y/o sacar la cuna de la habitación no garantiza un mejor descanso para nadie. Diga lo que diga Estivill y los fabricantes de cunas y colchones mini.

¿Que hacer entonces? Asumir que es lo que toca, no echar la culpa a la teta, al colecho, a nosotros mismos o al bebé. Buscarnos las mañas para hacernos todos la vida más fácil. Renunciar a tener la casa como los chorros del oro, aprovechar a dormir cuando duerme el bebé, probar distintos trucos o artimañas para calmar al bebé siendo conscientes de que lo que funciona hoy puede no hacerlo mañana. Tener como siempre recomiendo, mucha paciencia, y no perder la esperanza en que todo mejorará, confiar en que somos más fuertes de lo que parecemos y que podremos sobrellevar el cansancio mejor de lo que imaginamos. Siendo positivos no lograremos que el bebé duerma más pero lo llevaremos todo mejor.
El padre de las criaturas con cara de sueño.
Esa época ya pasó gracias a Dios y ¡sobrevivimos!

2 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada. como madre de tres niños me he sentido muy identificada con todo lo que expones. He amamantado a mis niños hasta que he podido y aun colecho con el mayor.

    Soy una fiel defensora de la críanza natural, aunque respeto total ente cualquier opción.

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