miércoles, 25 de abril de 2012

CHUPETE, BIBERON Y CUNA.

Chupete, biberón y cuna.
Este es el trío supuestamente indispensable e inseparable de los bebés humanos.

Así lo vemos en los anuncios de la tele, en las películas y dibujos animados, en las ilustraciones de los cuentos, en los carteles de publicidad que inundan nuestras calles y que adornan los escaparates de las tiendas, etc. Esto es lo que todos vemos a nuestro alrededor cuando caminamos por la calle, cuando vamos de visita a casas de familiares o amigos que acaban de estrenarse en la paternidad. Vamos, lo habitual y por ende presumiblemente lo “normal”.

No nos paramos a pensar, en como nos las hemos apañado con los niños a lo largo de la historia de la humanidad antes de que estos instrumentos se inventaran. Ni si estos aparatos son usados o no en todo el mundo, en otras las culturas. No vemos más allá de nuestras narices y creemos que esto que abunda a nuestro alrededor es lo único que existe, algo a lo que no se puede renunciar, que está intrínseco en la naturaleza infantil. Un bebé usa indefectiblemente chupete, toma leche en biberón y duerme en una cuna, y si no es así es que ese bebé es raro o lo son sus padres, o ambos, pero algo no debe ir bien.

Pero curiosamente los bebés suelen dormirse fácilmente en cualquier sitio excepto solitos en una cuna. Se duermen en brazos, en la mochila mientras paseamos con ellos, en el carrito, en el coche mientras conducimos, etc. pero la cuna no suele ser su lugar preferido para descansar.

Ponemos en la boca de nuestros bebés los chupetes sin saber muy bien porque. Llegamos a la conclusión de que les entretienen, les calman y les ayudan a dormir y sin duda se convierten en unos perfectos aliados para nosotros, pues sin el chupete la vida con muchos niños sería un infierno. Es evidente que los niños necesitan succionar, pero ¿succionar que? Lo que el bebé espera tener en su boca es nuestro pecho, no un sustituto plástico del mismo con forma de pezón. Por eso muchos bebés rechazan en un primer momento el chupete, hasta que se dan cuenta de que eso es lo único que van a poder succionar y terminan acostumbrándose a él.

El tema del biberón es cuestión de supervivencia, pues algo tienen que comer. Una cría de gato preferirá la leche de una gata a la de cualquier otro animal, un elefante hará lo propio con la leche de su especie, etc. pero si no les es posible mamar, terminarán tomando otra por el medio que sea para poder sobrevivir. Lo mismo ocurre con los bebés, el problema es que la elección del tipo de alimentación no está en sus manos  si no en la de sus madres y ellos finalmente tomarán lo que estas les den.


Mi hijo mayor usó chupete, tomó biberón y durmió en cuna. El pequeño nunca quiso el chupete, aunque yo intenté enchufárselo en varias ocasiones y con varios modelos distintos. Siempre ha dormido conmigo y cuando intenté destetarle por problemas de mastitis, mostró una clara preferencia por el pecho frente al biberón, lo que me animó a continuar con la lactancia a pesar de las dificultades. Sin embargo, lleva unos días insistiendo hasta casi enfadarse, en que él ha usado todo lo “típico” que usan los bebés. No se acuerda de nada, salvo de que ha tomado teta porque aún sigue haciéndolo. También continúa durmiendo conmigo en la cama, la misma en la que ha dormido desde que nació, pero cree que no ha sido así siempre, y que de “más pequeño” ha tenido una cuna “como todos los bebés”. Yo le digo que no existe ninguna foto suya con chupete porque siempre lo rechazó, pero no quiere creerme… El pobre quiere ser como los demás, no quiere sentirse diferente y no es consciente de que no le ha faltado de nada, que ha tenido todas sus necesidades cubiertas de una forma más natural y que el trío: chupete, biberón y cuna no es obligatorio.

La conclusión que extraigo de todo esto es la enorme fuerza que tiene la cultura en el ser humano, que consigue construir una realidad alternativa y hacernos creer que esa es la verdad y que no podemos existir fuera de ella. Sólo espero que cuando mis hijos sean un poco más mayores tengan suficiente criterio para distinguir lo necesario de lo accesorio, y no se dejen arrastrar por las modas, convirtiéndose en nuevas ovejas del redil.

3 comentarios:

  1. Me ha encantado esta reflexión, sobre todo las ideas de tu hijo menor... Está claro que en clase le han enseñado bien lo que hace un bebé y el, pues quiere ser normal. Hasta que no cambien los libros de texto, no dejarán de ver ciertas cosas artificiales como lo natural.

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  2. Tengo que decir que mi peque nunca ha querido el chupete. Aunque se lo intentaran meter a presión en el hospital y como mucho lo ha usado cuando le han salido los dientes. Para morder algo cuando no tenía un mordedor cerca. El biberón no lo ha usado nunca. Ha pasado de la teta al vaso y es que por mucho lo que lo intentaramos para que tomase mi leche cuando yo no estuviera no hubo manera.
    En cuanto a la cuna. Totalmente de acuerdo. Ella tuvo una al nacer. De colecho. Y pegada a mi siempre. Pero desde los 6 meses duerme con nosotros y la habitación de cuna-cama que nos regalaron ahí está. Sin estrenar
    Gran reflexión.
    Saludos

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    1. Jajaja, cuando no quieren chupete no hay manera de que lo cojan, verdad? Y los que lo usan luego les cuesta soltarlo. Qué desbarajuste!

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