No es la primera vez que me pasa - y supongo que tampoco será la última - que me encuentro sin saber como ni cuando, con un chupa-chups en la boca y a Jesús en mis brazos mamando. Evidentemente el chupa-chups no es mío si no de él, quién en un determinado momento decide que prefiere mi tetita y la leche que de ella brota frente a su chuchería. Y para que negarlo, es algo que me halaga.
Él nunca ha querido usar chupete aunque yo se lo ofrecí en muchas ocasiones. Supongo que pensaría: “para que quiero yo esto, si tengo el pezón calentito y amoroso de mamá”. Pero hubo una temporada que se dedicó a jugar con él. Recuerdo una noche que estaba con él en la boca, yo le enseñé el pecho porque era hora de dormir y él se sacó el chupete de la boca, lo lanzó por los aires y se abalanzó sobre mí. Su reacción me encantó y la recuerdo con una sonrisa en los labios.
Estas son algunas de las muchas anécdotas que estoy viviendo con la lactancia. Detalles llenos de ternura que me hacen sentir bien y que me demuestran que dar el pecho es mucho más que alimentación, es sobre todo cariño y cercanía.
Por cierto, que estoy comiendo ahora más chupa-chups que en toda mi vida ; )
Qué bonito... Un año llevamos de lactancia y cuántos momentos chulos como el que describes!!! Al principio fue durillo porque el cansancio y la falta de sueño me dejaban KO y no podía disfrutar,
ResponderEliminarPero desde los 9 meses qué alegría y que felicidad. Es algo incomparable... Me encanta la cara de relax que pone o cómo se lanza a por su teta cuando quiere más.
Desde luego que es alimento y salud, y también es alegría, es cariño, es un momento de unión... Es felicidad.
Yo lo echo infinitamente de menos! Que hasta quiero un tercero sólo por dar teta, jajaaja ;)
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