“Shakira preparada para dar a luz”, es el titular del artículo de El
Mundo que refleja entre otras cosas que “…Como
en su anterior parto, la cantante ha programado el nacimiento…”. Surge de
nuevo la polémica en torno a esta decisión de la cantante que es comentada en
las redes sociales. Las discusiones giran en torno a varios aspectos:
- ¿Es acertada su decisión desde el punto de vista de su salud y la de su bebé?
- ¿No tiene derecho a elegir ella el tipo de parto que quiera?
- ¿Existe un único parto ideal o tantos diferentes como mujeres?
Respecto a la idoneidad
de programar una cesárea la evidencia científica es clara y pone de manifiesto
que la cesárea no es más segura ni
saludable para madre y bebé que el parto vaginal. El paso del bebé por el
canal de parto previsto por la naturaleza cumple una serie de funciones como
son las de favorecer la maduración pulmonar, preparar el sistema inmune del
bebé y propiciar el coctel hormonal que lleva a la madre a vincularse con la
criatura que nace. Cesárea y parto vaginal no son equivalentes y en mi opinión
no debería sustituirse uno por el otro sin la existencia de una razón de peso
para ello. Podéis leer aquí los motivos por lo que no deberían programarse las cesáreas.
Entonces, ¿qué lleva a una mujer a elegir
voluntariamente someterse a una operación quirúrgica, poniendo en riesgo su
vida y la de su bebé, negándose a sí misma la experiencia de parir y a su hijo
la de nacer de manera natural cuando llegue su momento? En la entrada del blog
de El Parto es Nuestro: “Cesárea electiva: una moda insana” intenté ponerme en el lugar de esas mujeres y
recopilé algunos de los motivos que suelen llevarlas a tomar esa decisión,
resumiendo:
- Con una cesárea evitas la episiotomía.
- Te ahorras los dolores de un parto.
- Con una cesárea no te dañas el suelo pélvico.
- El bebé nace más fácilmente, sin pasar por la vagina.
No sé cuál será el
verdadero motivo de la cantante para tomar esta decisión pero puedo asegurar
que las afirmaciones anteriores o son falsas
o absurdas. Sin entrar a profundizar mucho es evidente que con la cesárea programada
te evitas la posibilidad de una episiotomía pero la sustituyes por la certeza
de una herida más profunda en tu abdomen. Programando la cesárea puedes no
llegar a sentir una sola contracción, pero nadie te va a evitar el dolor que
sentirás durante la recuperación de la operación. De manera que las supuestas ventajas de la cesárea no son tales.
Se puede llegar a
elegir programar una cesárea por un miedo visceral al parto y en ese caso esta
decisión debería estar incluso avalada por el criterio médico, pues con miedo no
podemos parir. El miedo es un motivo de peso para valorar la posibilidad de una
cesárea pero existen otros motivos más frívolos como: “cuadrar la agenda” o
similares, con los que no puedo estar de acuerdo. Por más que quiera empatizar
con la mujer que toma este tipo de decisiones, no lo logro.
El panorama actual en
la atención al parto es tal que me lleva a criticar esta actitud. Defiendo
la libertad en general y en particular de la mujer durante su parto. Llevo
muchos años luchando para que el parto sea de nosotras las mujeres y no de los
médicos, para que las mujeres podamos elegir los que queremos y lo que no
durante el parto, antes y después, para que se respeten esas elecciones y no
nos impongan procedimientos que no queremos y no son buenos para nosotras ni
nuestros bebés. Pero esa lucha no ha terminado todavía porque siguen sin
respetarnos. No se facilitan las cosas a las mujeres que reclaman una atención
más sencilla, que buscan parir con tranquilidad rechazando todo aquello que la
lógica, su instinto y las autoridades sanitarias dicen que no hay que usar por
rutina en los partos normales. Por el contrario se les dificulta la labor obligándolas a pasar un calvario innecesario para dar a luz. Por ello el argumento del “derecho a elegir” no
me vale para justificar una cesárea electiva, ya que no todas gozamos de ese derecho a poder elegir. Hasta que no se respeten todas
las opciones y a todas las mujeres no veré como algo positivo el que se
medicalice porque sí ningún parto aunque la decisión de esa medicalización haya
sido tomada por la propia mujer.
Intuyo también que Shakira
no ha tomado esa decisión libremente. Lo ha hecho probablemente influida por el miedo, la
desinformación y el mal asesoramiento de sus médicos que le han vendido la mentira
de que esa es una opción buena y recomendable cuando no es cierto. Es pues además
de perjudicial para su salud, una decisión no informada, no libre y por tanto
equivocada.
Por último, se debate
también a cerca de las expectativas y la experiencia de cada mujer respecto a
su parto. Es cierto que no existe un único tipo de parto, que la “bondad” del
mismo es relativa pues depende del criterio de cada cual, y que es fundamental
que la mujer se sienta satisfecha con el mismo se desarrolle como se
desarrolle. Este pensamiento es muy bonito en la teoría pero en la práctica
demuestra tener trampa, pues existen infinidad de mujeres contentas con partos
en los que ha habido mal trato y/o mala praxis evidentes pero de los que ellas
no son conscientes ¿Qué estén contentas
significa que sus partos fueron buenos? No lo fueron objetivamente, ni
desde el punto de vista médico, ni desde el punto de vista legal, pues no se
siguieron en ellos las recomendaciones de las autoridades sanitarias al
respecto, ni se respetó la ley de autonomía del paciente, aunque ellas
emocionalmente no demuestren ningún tipo de malestar por ello o no tengan ninguna
secuela física que atestigüe la inadecuada atención recibida. Ese tipo de
partos medicalizados porque sí no son adecuados aunque las mujeres los
soliciten o salgan de ellos felices.
El sistema sanitario debe tender
a proporcionar de partida otro tipo de atención distinta y en este camino el “ejemplo”
de mujeres que escogen voluntariamente someterse a una cesárea logra “normalizar”
algo que no es normal, hacer deseable algo que no es bueno, y en definitiva no
ayuda nada a que se produzca el cambio y por fin todas las mujeres podamos ser
dueñas de nuestros partos.
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