¡Ángel ha cumplido 6 añitos! Y
por primera vez hemos hecho una fiesta a la que hemos invitado a sus amiguitos.
La idea era juntarnos en el parque y que los niños corretearan por allí, pero
por desgracia llovió y tuvimos que quedarnos en casa. Ángel invitó a muchos
niños y yo temía que nos fuéramos a caber en casa, que los chicos se agobiaran,
que rompieran cosas,… vamos lo normal en estos casos. Por eso me pasé la mañana
del sábado guardando cosas delicadas y
jugando al tetris con los muebles para hacer sitio.
Los preparativos fueron
complicados, o más bien diría algo estresantes por la novedad y porque teníamos
el handicap de que habíamos invitado a una niña alérgica a la proteína de la
leche, por lo que nada de lo que pusiéramos para comer podía contener leche. La
mamá de la niña me dio un listado de productos aptos para ella. En la lista
había cosas de las habituales en cualquier fiesta infantil, como refrescos o
patatas fritas, pero también había otras muy específicas que me costó más
localizar. ¡Es increíble como todo, hasta las cosas más insospechadas, llevan
actualmente leche! La mala suerte hizo que al final esa niña se pusiese mala y
que no pudiera venir al cumple.
Hubo otras bajas más, unas
avisaron y otras no, incluso hubo una niña que a pesar de estar malita y no
encontrarse bien, se pasó un momento por la fiesta sólo para darle su regalo a
Ángel. Yo había comentado que no hacía falta que le regalaran nada, que con su
presencia era suficiente, pero la gente hizo caso omiso de mi sugerencia y le
regalaron un montón de cosas, todas ellas muy acertadas y que a Ángel le
hicieron mucha ilusión.
Pusimos el túnel en el pasillo y
montamos la tienda de campaña, en la que Bubo aprovechó para tener sus primeros
escarceos amorosos con su amiga Irene. Al preguntarle al día siguiente sobre el
suceso, él contestó: “la besé para probar”.
Como anécdota decir que a Ángel
se le cayó el segundo paleto en mitad de la fiesta mientras comía un sándwich
de chorizo.
Como escampó, Luis bajó con los
niños un ratito a jugar a la pista de baloncesto y cuando subieron estaba ya
preparada la piñata que hizo las delicias de todos.
Como no teníamos tarta, porque no
la habíamos comprado por el tema de la alergia a la leche, improvisé una en
cuestión de segundos: abrí por la mitad un pan de perrito, lo unté de nocilla y
pusimos encima seis velitas pequeñas. La mini tarta fue todo un éxito de
crítica y público entre los pequeños, algo a tener muy en cuenta para próximos
cumpleaños.
Creo que todo salió bastante
bien, no hubo destrozos, ni accidentes, fue una tarde muy agradable tanto para
los adultos como para los chicos que se lo pasaron genial. Eso sí, no sé los
demás, pero los padres del cumpleañero terminamos destrozados del cansancio.
¡Muchas felicidades Ángel!
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