jueves, 29 de marzo de 2012

NO HAY HUELGA PARA LOS PADRES


Hoy día de Huelga General, aprovecho para hablar del trabajo de la paternidad.
Hace unas semanas oí algo así como que el Gobierno iba a ayudar a las familias numerosas que contraten a trabajadores domésticos mediante una bonificación en las cotizaciones a la Seguridad Social. O sea que si en una familia con tres o más hijos, ambos trabajan y no pueden atender a sus críos -precisamente porque están trabajando-, el gobierno les ayuda a pagar a la canguro. Es más, si sólo trabaja uno de los dos cónyuges y gana un buen sueldo con el que mantener a toda la familia e incluso le sobra el dinero, el gobierno además le premia abaratándole la contratación de una nany. Que conste que no tengo nada en contra del servicio doméstico, pero esta medida me resulta de lo más clasista, aunque no es de extrañar, viniendo del partido político del que viene.
Resulta que si un padre/madre de familia numerosa está en el paro, evidentemente no tendrá dinero para contratar un canguro, por lo que no recibirá ayuda ninguna del gobierno para cuidar a su prole, aunque sea numerosa y cuidarla y mantenerla le sea aún más complicado. Cuando digo ninguna ayuda, me refiero a ninguna en relación a la que si obtienen los que si pueden permitirse contratar a alguien para ayudar en la casa y con los niños. Sé que existen ayudas a las familias numerosas de por si, pero este no es el tema al que me refiero. Me refiero a que si por ejemplo, una madre está en paro, necesita empleo y no lo encuentra, necesita el doble de ayuda que el resto, pues tiene numerosas bocas que alimentar y sigue siendo madre de una familia numerosa. Es mas, si una madre (pongo de ejemplo a las madres, por ser yo una de ellas), prefiere no trabajar fuera de casa y apretarse el cinturón, para cuidar personalmente de su prole ¿no merece ayuda? Se subvenciona que terceros distintos a los padres cuiden a los niños, pero no se facilita que sean los propios padres quienes puedan desempeñar esta tarea.
Se considera que el cuidar de niños y hacer tareas del hogar es un trabajo, siempre y cuando lo realicen personas distintas de los responsables de los niños o los que viven en dicho hogar. Las cuidadoras en las guarderías realizan un trabajo y cobran por ello, pero si un bebé no acude a uno de estos centros, si no que quien lo atiende es su propia madre, parece que ella no realiza ninguna tarea, que “no está trabajando” y no merece retribución alguna. Sin embargo la labor de criar y educar es fundamental para la sociedad. Sin niños, como se suele decir, no hay futuro, pero los padres estamos muy solos en esto de la crianza y la labor que realizamos pasa desapercibida y no está nada valorada socialmente, ni por supuesto económicamente.
Según la RAE, la palabra trabajo significa:
1. m. Acción y efecto de trabajar. 2. m. Ocupación retribuida.
Si nos fijamos en la primera acepción y buscamos el significado de la palabra “trabajar”, encontramos: Ocuparse en cualquier actividad física o intelectual. Cuidar niños, sean los propios o ajenos, es obvio que requiere mucha actividad física e intelectual, por tanto quienes lo hacen están trabajando, a pesar de que no les paguen.
Si nos guiamos por la segunda, la labor parental no es un trabajo, en tanto que no está retribuida. Quizá por esto los padres no tenemos derecho a huelga, aunque a veces la necesitemos (léase con ironía).

sábado, 17 de marzo de 2012

¿POR QUÉ LLEVAMOS A LOS NIÑOS A LA GUARDERÍA?


El porcentaje de niños menores de tres años que van a las guarderías es muy grande, y solemos confundir que sea algo habitual en nuestra sociedad, con que sea lo normal o incluso nos autoconvencemos pensado que es algo cuasi-obligatorio: “por el bien de ellos”, y así alejamos de nosotros el sentimiento de culpa por tener que dejarles en un sitio extraño. Sin embargo yo me atrevería a decir que la escolarización temprana no es lo mejor, ni para los niños, ni para sus padres y a pesar de esto los escolarizamos porque la decisión de llevar a los niños a la guardería no suele ser una decisión informada, ni sopesada. Muy pocos padres buscamos información en Internet o por otros medios a cerca de cómo va a influir en nuestro bebé separarse de nosotros tantas horas siendo tan chiquititos. Los llevamos y ya está. Muchos sabemos o intuimos que lo van a pasar mal, pero tenemos la esperanza de que el mal trago pasara pronto, y que enseguida se “acostumbrarán”. Los dejamos allí, llorando la mayoría de las veces, hasta que un día dejan de llorar y por fin nos vamos a casa o al trabajo respirando aliviados. Pero que hayan dejado de llorar, no significa, ni que ya estén adaptados, ni que quieran estar allí, ni que disfruten durante su estancia.
Y ¿por qué llevamos a nuestros bebés a las guarderías?
Estos son los motivos que se me ocurren a mí:
  • En primer lugar y lo más habitual, es que los dejamos porque no tenemos más remedio.Tenemos que trabajar para vivir y no tenemos a nadie de confianza que pueda cuidar a nuestra criatura mientras nosotros nos ausentamos. Los abuelos muchas veces están ya mayores para darles semejante trabajo o están ocupados con sus propias obligaciones o devociones y no están disponibles para hacerse cargo de los nietos, por lo que la guardería es la única opción que nos queda.
  • En segundo lugar porque nos agobiamos cuidando de ellos durante todo el día. En nuestra sociedad los padres afrontamos la crianza muy solos y no es raro que pasemos largas horas con nuestros hijos en nuestras casas, sin la ayuda ni la compañía de ningún adulto, sea o no de la familia. La crianza ocupa todo nuestro tiempo y energía y no deja espacio para nada más. Por eso la guardería suele suponer un respiro, durante el cual, podemos limpiar la casa, leer un libro o ir a la peluquería tranquilamente. Quizá si las parejas recibiéramos más apoyo familiar o social podríamos organizarnos de otra manera distinta que no supusiese dejar a nuestros hijos tanto tiempo con unos desconocidos.
  • En tercer lugar porque la sociedad nos obliga directa o indirectamente a ello.
    La gente se extraña cuando unos padres no llevan a su hijo a la guardería y suelen hacer comentarios del tipo: “si allí se lo pasan muy bien y hacen amiguitos”, “en la guardería los espabilan”, “si no lo llevas, no se va a desprender nunca de tus faldas”, etc. Todos ellos consejos probablemente bienintencionados, pero totalmente ridículos e infundados. Cuando un bebé es muy pequeño sólo necesita el contacto permanente con su mamá o su papá, pero a medida que crece empieza a interesarse por el mundo y por otras personas, pero esto no quita para que siga necesitando tener a sus padres a su alcance. Un niño de un año, o un año y medio quiere perseguir palomas en el parque, jugar con la arena y le llaman la atención otros niños, pero quiere explorar todas estas cosas, junto a uno de sus padres, que son sus figuras de referencia y las que le aportan seguridad. Como casi todos los niños están en las guarderías, por las mañanas los parques están vacíos y los niños que no acuden a ellas están condenados al ostracismo, y sus padres a veces pueden llegar a sentir que puede que realmente sus niños se estén perdiendo algo por “no ir al cole, como los demás”, y ceder a la presión social, que les trata de convencer de que sus hijos estarían mejor allí que con ellos.
Está claro que no todas las guarderías son iguales, que hay sitios que ofrecen cuidados de más calidad que otros, con menos niños por cuidadora, y cuidadoras bien formadas y cariñosas. Que no todos los niños se adaptan igual de rápido y bien, y que habrá algunos encantados y deseando entrar en el cole. Pero creo que muchas familias si se lo pudieran permitir económicamente, tuvieran más apoyo en la crianza y no estuviese tan mal visto eso de “dejarlos en casa”, optarían por estar con sus hijos el máximo tiempo posible durante los primeros años y no perderse detalle de su crecimiento.

La intención de este post no es juzgar la “calidad” como padre de nadie, en función de si ha llevado o está llevando o no a sus hijos a la guarde. Lo que pretendo es plantear la necesidad de que reflexionemos sobre si esto es lo mejor que podemos hacer con nuestros hijos o si sería más saludable buscar otras alternativas tanto a nivel individual en cada familia, como a nivel colectivo en el conjunto de la sociedad.