Dar el pecho es algo
natural pero no siempre es como coser y cantar. Hay muchos factores
que influyen en que una mujer que quiere amamantar consiga hacerlo.
Conocer estos factores es muy importante para lograrlo.
La manipulación del parto. Cuanto menos intervenido y más satisfactorio haya
sido el parto mayores son las probabilidades de conseguir un buen
establecimiento de la lactancia. La utilización de oxitocina
sintética o epidural pueden influir negativamente en este proceso
por lo que si se puede es mejor evitarlos. Cuando el parto ha fluido
sin complicaciones y la mujer se siente bien tras el mismo tendrá
más fuerzas para afrontar los retos que le pueda presentar la
lactancia.
Las malas políticas del
servicio de neonatología y pediatría del hospital. Es
fundamental el apoyo o por lo menos la no interferencia negativa de
los profesionales en los primeros momentos tras el parto. Cuanto
ántes se ponga el niño al pecho mejor. No hay que darle en
principio ningún suplemento y hay que evitar el uso de chupetes que
puedan confundir al bebé. Si damos a luz en un Hospital Amigo de los
Niños que fomenta la lactancia materna y cuyo personal está formado
para ayudarte en tus dudas las probabilidades de éxito aumentan.
La separación del bebé.
El contacto piel con piel continuado es fundamental para
la producción de leche. El bebé debe poder estar con su madre en
todo momento sea cual sean las circunstancias, aunque esté ingresado
o le vayan a hacer cualquier prueba. No es recomendable usar el
servicio de nido por la noche y si se duerme junto al bebé en la
misma cama las tomas nocturnas resultarán menos pesadas, pues no
tendrás que levantarte para atenderle y descansarás mejor.
Los horarios.
La lactancia debe ser a demanda, siempre que el niño lo pida y
durante el tiempo que lo pida. El acceso al pecho debe ser total
tanto de día como de noche. Al principio mamará muy a menudo pero
con el tiempo las tomas se irán espaciando.
La báscula.
El bebé tiene que coger peso según la tabla correspondiente a los
niños que toman leche materna (que es diferente de la de los niños
que toman biberón). El aumento de peso no será siempre el mismo y
para que sea adecuado tiene que estar dentro de unos límites. No hay
que obsesionarse con el peso y no hace falta pesarle todas las
semanas salvo que observemos algo extraño como que no pida comer, no
haga pis o esté aletargado y duerma demasiado.
La falta de
formación. Es bueno leer algún libro sobre lactancia y
acudir a reuniones de grupos de apoyo durante el embarazo. Tener
unas nociones básicas sobre lactancia es fundamental para tener
seguridad sobre lo que se está haciendo y la normalidad de lo que
ocurra. Conocer por ejemplo la existencia de las crisis de
crecimiento es importante para no dudar sobre nuestra capacidad
nutritiva en esos momentos.
La falta de apoyo
familiar. La madre que amamanta necesita ser cuidada para
poder a su vez cuidar ella a su bebé. La pareja debe saber esto e
implicarse en el proceso para que funcione. En caso de dificultades
la mujer necesita que quienes estén a su lado comprendan la
importancia de la lactancia para ella y su bebé y la apoyen en su
deseo de amamantar y en la búsqueda de soluciones.
La inseguridad
personal. Confiar en una misma y en nuestra capacidad
amamantadora es primordial, si no cada bache que encontremos lo
atribuiremos a la lactancia y sentiremos deseos de abandonarla
buscando la tranquilidad en la leche artificial. Como reza el
eslogan, tienes que estar convencida de que: TU PUEDES.
El cansancio.
Los primeros meses pueden ser agotadores, no sólo por la
lactancia en si, si no sobre todo por los ritmos irregulares de sueño
del bebé. El agotamiento puede llevar a que te plantees la
posibilidad de abandonar la lactancia. Ten paciencia, pues en breve
notarás una gran mejoría. Mientras tanto reclama ayuda si la
necesitas, trata de descansar todo lo posible cuando tu bebé duerma,
desentiéndete de las labores domésticas, hidrátate y come bien,
pues necesitas mucha energía.
La soledad y el
aislamiento.
Podemos
sentirnos muy agobiadas si nos quedamos solas todo el día con
nuestro bebé al pecho. Quedar con amigos y familiares, ir a dar un
paseo con el bebé o acudir a una reunión de madres nos distraerá y
conseguirá que el día no se nos haga tan largo.
Si nos fallan, nos sobran o nos faltan algunos de estos factores la
lactancia puede volverse árida e insatisfactoria, pero el problema
no está en la lactancia en si, si no en las circunstancias que nos
rodean y que no acompañan al hecho de amamantar. Está en nuestra
mano intentar al menos moldear esas circunstancias en la medida de lo
posible para facilitarnos la vida durante el tiempo que amamantemos.
Como dije en otra entrada, la solución no está en el biberón, está
en comprender como funciona la lactancia y tratar, si de verdad nos
interesa amamantar, de amoldar temporalmente nuestra vida a ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario