El pediatra Carlos
González afirma con rotundidad que la irrupción de los dientes de
leche no duele. Entiendo que como proceso fisiológico normal que es
no debería ser doloroso. Al igual que no nos duele respirar y si lo
hace sería porque tenemos alguna patología, la salida de los
dientes no debería doler. Aunque tampoco debería doler menstruar,
parir o dar el pecho y sin embargo a muchas mujeres nos duele. Ello
puede deberse a alguna disfuncionalidad física o incluso a factores
psicológicos o emocionales, pero a veces no es posible encontrar una
causa que justifique el malestar. Quizá la medicina no ha encontrado
los motivos porque no ha estudiado lo suficiente esas problemáticas,
ya se sabe que la salud de la mujer no es una prioridad para la
comunidad científica.
Si bien estoy de acuerdo
con la práctica totalidad del discurso de este pediatra y las cosas
que defiende, no comparto con él esta afirmación. No estoy de
acuerdo porque mi experiencia personal me dice otra cosa. Tengo dos
hijos, el segundo no se enteró de la salida de los dientes pero el
primero lo pasó fatal. No conozco el motivo de esta diferencia entre
uno y otro. Puedo aventurar alguna hipótesis como que el primero no
tomó leche materna y puede que ésta contenga algún componente que
todavía no hayamos identificado que ayude a calmar el dolor lo que
hizo que la salida no le resultase traumática al pequeño. El mayor
además sufre de “hipomineralización” cosa que no tiene el
pequeño, no sé si eso puede o no tener que ver.
Carlos González dice que
la irritabilidad del bebé y la fiebre tienen su origen en otros
motivos diferentes y nunca en la boca del bebé. Yo sé
fehacientemente que Ángel lloró muchos días y sobre todo muchas
noches por culpa de los dientes porque presentaba además los
siguientes signos o síntomas:
- Tenía la encía y la maníbula calientes.
- Le olía fatal el aliento.
- Babeaba a litros.
- En alguna ocasión incluso sangró cuando terminó de salirle alguna de las últimas muelas.
Tras varios días
quejándose e incluso teniendo alguna décima, de repente poseía un
reluciente y diminuto diente nuevo en su boca. Para mi esto es
“blanco y en botella”...
Creo que le dolía más
por la noche por dos motivos. Por el día estaba más entretenido y
distraido de lo que estaba ocurriendo en su boca mientras que por la
noche a falta de otra cosa se centraba más en el dolor y se ponía
nervioso. Por la noche al estar tumbado en la cuna o la cama la
presión era mayor sobre su boca. Parecía calmarle estar en brazos,
no tanto por el consuelo en si de la cercanía de sus padres si no
por estar en posición vertical y ser mecido lo que le hacía
relajarse.
No recuerdo haberle dado
nada para combatir el dolor. No sé si existe tal cosa. Si tenéis la
mala suerte de que vuestro hijo sufre con la salida de los dientes no
os puedo recomendar nada más que paciencia, muchos brazos y paseos,
quizá también un mordedor de esos que se enfrían en la nevera o
que muerda alguna fruta o verdura dura, siempre bajo vuestra
supervisión claro, y si os pilla en pleno verano podéis preparale
un polo de frutas que sin duda le encantará.
Fastidia pensar que lo que a algunos niños les cuesta tanto termine luego por perderse al poco tiempo.
La verdad es que yo me resistía a pensar que los dientes pudieran dolerle a mi niña. De hecho, aún hoy tengo dudas... Lo que es cierto es que coincide la salida de los dientes con peores noches... Noches con despertares tremendos, irritabilidad e, incluso, cacas sueltas.
ResponderEliminarQuizá dependa del niño. Niños más sensibles que sientan la salida más que otros. Está claro que suele haber cierta correlación...
EliminarLa verdad es que Carlos González para mí es un referente pero también hay cosas que no comparto con él al igual que tú.
ResponderEliminarMi hija, si no me equivoco, tiene 10 dientes fuera. Cuando le está saliendo alguno se pasa días llorona, despertándose muy a menudo, mordiéndolo todo, babeando, muy irritable...
Y eso debe ser por algo. Y cuando le doy apiretal cambia totalmente así que le alivia el dolor.
La verdad es que es una lástima que lo pasen tan mal!
Las mamás nos damos cuenta de estas cosas. Hay casos tan evidentes que es imposible ponerlos en duda, verdad?
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