Llega
un momento en que la abuela y la vecina del quinto nos empiezan a preguntar si
ya le damos cereales a nuestro bebé. Puede también que el pediatra nos lo
sugiera o indique. Ahora que ya le hemos cogido el tranquillo a la teta, que el
bebé no tiene cólicos y que duerme algo mejor, nos enfrentamos a la
introducción de la alimentación complementaria. Analicemos el cuándo, el cómo y el qué introducir:
Cuando
introducir los alimentos
Lo
primero que tenemos que saber es que la OMS recomienda la lactancia en exclusiva hasta los 6 meses, por lo que antes no
tenemos que darle al bebé nada más que leche. Tampoco hay que tener prisa por
introducir otros alimentos si vemos que el niño no está preparado a pesar de
tener ya 6 meses y mucho menos si no pensamos dárselos triturados. Cuatro son
los signos de que el niño puede empezar
a comer sólido:
- Manifiesta interés por la comida: si lo sentamos con nosotros a la mesa intenta atrapar nuestra comida.
- Es capaz de coger las cosas con sus deditos.
- Se sienta sólo y es capaz de mantenerse sentado sin caerse.
- No tiene reflejo de extrusión: cuando le introduces una cuchara en la boca no la expulsa ni a su contenido empujando para afuera con su lengua.
Como
introducir los alimentos
Si
el niño está preparado conviene tener presente que se trata de incorporar a la dieta estos alimentos poco
a poco. Esto no implica sustituir
tomas de pecho y mucho menos hacerlo de golpe, si no que significa ir
añadiendo estos alimentos como complemento a la leche que debe seguir siendo la
base de la alimentación del niño.
Se
dice que hay que introducirlos uno a uno, dejando un espacio de dos o tres días
para comprobar la reacción del niño al nuevo alimento, si lo tolera bien o no. Mi
opinión es que si el niño no tiene predisposición a las alergias porque no hay
antecedentes familiares, tampoco hay que tener miedo y llevar esta
recomendación a rajatabla, basta con poner especial atención a aquellos
alimentos más alergénicos: frutas como el melocotón, el melón o la fresa, el
pescado, el huevo,…
Ángel comiendo él solito |
Lo
más habitual actualmente es hacer papillas de cereales y/o frutas y purés de
verduras a las que se añaden proteínas procedentes de la carne de pollo,
ternera y por último pescado. Otra forma más económica y sencilla es dar a los niños de comer lo mismo que coman sus
padres en casa siempre adaptado a su edad para que no se atragante. La
comida cocida y blandita, cortada en trocitos pequeños o incluso aplastada con
el tenedor es adecuada para el bebé sin necesidad de triturarla con una
batidora. Se trata de poner en práctica el BLW o “Baby Led Weaning” que consiste
fundamentalmente en dar de comer a tus hijos lo que comes tú sin triturarlo.
Ofrecerles la comida y dejar que ellos elijan lo que quieren comer y se lo
lleven solos a la boca. Podéis encontrar información sobre ello en el blog de
“Una Maternidad Diferente”.
Esta
es desde mi punto de vista la forma más lógica de que el niño empiece a comer
sólido por varios motivos:
- El niño debe acostumbrarse a comer lo que se come habitualmente en casa.
- Es más cómodo darle de comer lo que comemos los demás en lugar de tener que preparar platos especiales para él.
- Se trata de que el niño aprenda a masticar, cuanto antes se ponga a practicar antes aprenderá y no se acostumbrará simplemente a tragar los alimentos.
- El niño debe de probar alimentos nuevos. Cuando los trituramos se pierde su textura y si además los mezclamos el niño deja de experimentar los sabores por separado.
Poner
en práctica el BLW no implica renegar de los purés. Estos pueden darse al bebé
cuando toque al igual que cualquier otro plato. La idea es que la oferta
alimentaria sea variada y que no se reduzca a platos de cuchara.
Que
alimentos introducimos primero
Este es el calendario de introducción de
alimentos elaborado por la Asociación Española de Pediatría.
Al respecto de cuando introducir esta es la
respuesta del Comité de Lactancia Materna de la AEP:
Se
ha evidenciado que los bebés que han tomado lactancia materna tienen menos
riesgo de padecer celiaquía, y este riesgo disminuye aun más si el bebé sigue
siendo amamantado después de la introducción del gluten. Las causas parecen
ser, por un lado que la lactancia materna limita las cantidades reales de
gluten recibido y que además protege contra las infecciones intestinales, ya
que estas pueden aumentar la permeabilidad intestinal y favorecer el paso del
gluten. Se ha sugerido también que el efecto inmunomodulador de la leche
materna induce tolerancia inmunológica al gluten.
Por
lo tanto y a raíz de diferentes estudios se sugiere no introducir el gluten
antes de los 7 meses en pequeñas cantidades y esto trasladado a la práctica
seria el introducir una cucharada de cereales con gluten a los sin gluten o 4-5
pasta (macarrones) a la papillas del bebé o un trocito de pan para que el bebé
lo mordisquee, que es lo que hacían nuestras abuelas sin tanto estudio pero con
mucho sentido común. Y esta introducción de pequeñas trazas de gluten, se
aconseja realizarlas continuando con la LM por lo menos un mes después de
introducir el gluten. Espero contestar a tu pregunta
Un
saludo.
Comité
de LM de la AEP
Lo
que está claro es que se empieza por los cereales. En la próxima entrada os
contaré como me las apañe yo.
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